Alta costura y ópera bajo la cúpula del centenario Palace
El hotel recorre con un desfile la moda del siglo XX
Suenan los acordes de Caruso, canción compuesta por el gran artista italiano Lucio Dalla. Bajo la cúpula resplandeciente del hotel Palace de Madrid, una modelo ataviada con un vestido en organza de la casa de moda Givenchy de los años setenta desfila entre los asistentes a una edición especial del Musical & Brunch que se celebra todos los domingos en tan glamuroso edificio y que ayer quería conmemorar sus cien años de historia.
Así, durante la hora del almuerzo, los congregados bajo la hermosa cúpula disfrutaron de una actuación de ópera en directo mientras se deleitaban con un desfile de moda que mostraba la historia de los trajes durante el siglo XX. Un recorrido de telas que encaja con la historia del hotel. Era fácil imaginarse a Greta Garbo en la figura de una de las modelos que vestía un abrigo de leopardo y un tocado de Delly Poelmans, sentada con las piernas cruzadas estudiando el guión de cualquier historia.
Sobre la alfombra desfilaron un total de 18 diseños vintage que pertenecen al coleccionista João Magalhães, actual director del Museo Automovilístico de Málaga. La predilección de este portugués por la moda nació al descubrir cómo en la parte trasera de los coches que iba adquiriendo para su colección era bastante común encontrarse con tocados de señora, también de época. Así, empezó a viajar por todo el mundo para recopilar auténticas piezas de museo que ahora expone en ocasiones especiales, como el evento de ayer en el Palace, y que pretende mostrar en su museo a principios del año que viene.
La partitura de Torna a Surriento, compuesta por Ernesto de Curtis, embelleció aún más la presentación de Delphos, una prenda del modisto Mariano Fortuny que, en palabras de la directora artística del desfile, Ana Gayo, conceptualiza la “sabiduría” de la historia del vestuario. Un conjunto sport chic de Christian Dior, un vestido de pedrería y plumas de Valentino, un vestido azul de Dior diseñado por Yves Saint Laurent en 1958 y un sombrero-zapato, en homenaje a su creadora, la diseñadora Elsa Schiaparelli, fueron algunas de las piezas que los asistentes pudieron ver en el salón principal del hotel mientras disfrutaban del bufé.
Pero no solo se lucieron los trajes, sino también los tocados, los zapatos de la marca EME, los guantes de la casa Varadé y las joyas de Carrera y Carrera. Sin olvidar, por supuesto, la música, acorde con la época de los vestidos.
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