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Epicentro en Santa Ana

El actor y director, que regresa con ‘El veneno del teatro’ el próximo día 28, ha construido su Madrid particular alrededor del barrio de Las Letras y el Teatro Español

El director de teatro Mario Gas.
El director de teatro Mario Gas.SAMUEL SÁNCHEZ

1. Plaza Santa Ana. Los Austrias, Lavapiés y Malasaña conforman mi Madrid particular. El punto central, constituido como una pequeña ciudad, es la Plaza de Santa Ana, lugar paradigmático y fantástico. En primavera y otoño ofrece a eso de las ocho de la mañana, antes de que coloquen las sillas, una visión diferente, es como si fuera un pueblo. Hoy está muy metamorfoseada, con un abuso de terrazas, pero no deja de ser maravillosa y en torno a ella se puede establecer toda una vida. El café La Suiza es mi despacho personal, y el Teatro Español, emblemático no solo por trabajo.

2. Jardín botánico. Es un lugar espléndido que ofrece siempre espectáculos naturales y donde se puede ver cómo funciona el paso de las estaciones. Alberga lugares que parecen no estar en ninguna ciudad.

3. Retiro. Tengo fotos siendo pequeño con mis padres y mi hermano, que ya no están, y siempre vuelvo, mucho menos de lo que debería, a pasear por la zona del lago a oír a la banda municipal y hacer cosas diferentes.

4. Vistillas. Un lugar que siempre he frecuentado, frecuento y frecuentaré. Perfecto para ver la espectacular puesta de sol y donde te sientas a escuchar música, hablar con gente y, sobre todo, dejar pasar la tarde.

5. Visitas guiadas a teatros. Es fascinante conocer por dentro los teatros. Son auténticos barrios, pequeños, llenos de dependencias. Me gusta mucho la geografía de los teatros, todos: el Real, el Español, el Mari Guerri (como lo llama la profesión), hablan de sus historias, a veces desde el siglo XVI. Hay que visitar los que se puede.

6. Itinerario en torno al Museo del Prado. Son museos que vistos en conjunto lo ofrecen todo en lo que a arte plástico se refiere. No hay nada más reconfortante que un buen paseo entre el Museo del Prado, el Thyssen, Fundación Mapfre (Paseo de Recoletos, 23), Caixaforum (Paseo del Prado, 36), la Casa Encendida y Reina Sofía.

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7. Librerías de la calle Príncipe. Me fascinan estos establecimientos pequeños en los que paso horas, donde miro y no solo compro. La Celestina (Príncipe, 17), al frente de la cual está un gran entendido, amable, que sabe mucho…; es la gran librería de teatro que deberíamos preservar. Sin tarima (Príncipe, 9) que cierra tarde y está muy bien surtida, con libros insólitos y donde consiguen lo que les pides en muy poco tiempo.

8. Librerías emblemáticas. Hay dos referentes. Te ponen al día de novedades, te dejan cotillear y puedes echar mano de un asesor. Son la Antonio Machado (Fernando VI, 17) y La buena vida (Vergara,10), donde es un placer tomarse un café y rebuscar entre las novedades.

9. Madrid río y Matadero. Un sitio que se ha transformado drásticamente y sobre el que ha crecido un Madrid nuevo y fantástico. Destaco el Matadero del Español, con su bar fantástico. Un nuevo barrio de Madrid para consumir espectáculos, pasear y como espacio, en sí mismo único. Espero que siga teniendo la misma definición por la que se creó.

10. Lugares de encuentro de teatreros. Los bares de los teatros eran lugar de tertulia y nocturnidad, lo que se perdió a partir de los noventa. Hasta entonces era histórico el bar del María Guerrero, hoy convertido en una pequeña sala. Aún quedan algunos de Malañasa, El Barbieri en Lavapiés, el Sol de la calle Jardines, y El Negro, sin olvidar el bar del Matadero.

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