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ANE RODRÍGUEZ | DIRECTORA DE TABAKALERA

“El problema de Tabakalera ha sido el malentendido entre las Administraciones”

"La viabilidad está asegurada a día de hoy", dice la responsable del proyectado centro cultural donostiarra

Ane Rodríguez, directora cultural de Tabakalera.
Ane Rodríguez, directora cultural de Tabakalera.JESÚS URIARTE

Ane Rodríguez (San Sebastián, 1978) lleva un mes de octubre frenético. Es la flamante directora cultural de Tabakalera. A principios de mes ocupó su puesto, tras la renuncia de Joxean Muñoz hace dos años y después de haber sido seleccionada entre 100 candidatos en un concurso público. Con Rodríguez se supone que las especulaciones y guerras en torno a Tabakalera entre las tres administraciones que componen su patronato (Ayuntamiento de San Sebastián, Diputación de Gipuzkoa y Gobierno vasco) deben acabar. Da igual la crisis y el replanteamiento de la financiación de la cultura por la estrechez económica, Tabakalera encuentra su camino tras 11 años de historia infructuosa.

Pregunta. ¿Qué quiere que sea Tabakalera?

Respuesta. Quiero que Tabakalera se convierta en muchas cosas pero, principalmente, en un apoyo para los creadores que necesitan una infraestructura para realizar sus proyectos. Y, por otro lado, quiero una Tabakalera que sea muy abierta a la ciudadanía, un lugar en el que pasan cosas y en las que ésta quiera participar.

P. Joxean Muñoz ideó un guión para Tabakalera. ¿Qué va a quedar del mismo?

R. Se elaboró un proyecto muy ambicioso, en un espacio de 30.000 metros cuadrados, relacionado con la industria y la cultura audiovisual. A nivel de recursos, de espacio y de proyectos han cambiado muchas cosas, ahora disponemos de 10.000 metros cuadrados y hace falta un redimensionamiento de ese gran proyecto. Por ejemplo, no creo que la industria de la televisión tenga que tener un hueco específico en Tabakalera.

Ane Rodríguez (San Sebastián, 1978) ha desembarcado en Tabakalera directamente desde Matadero, el último gran centro cultural de Madrid. Licenciada en Comunicación por la Universidad de Navarra, trabajó con Lourdes Fernández en Arco como responsable de la gestión de galerías extranjeras y de la coordinación de programas de comisariados.

P. ¿Con qué líneas va a trabajar del anterior proyecto?

R. Lo planteado por Joxean Muñoz pivotaba entre la creación, el conocimiento y la exhibición, y Tabakalera va a seguir por ahí, pero hay que volver a definir muchos aspectos. Hay partes del proyecto que ya están muy avanzadas y que continuarán como la Mediateca y los laboratorios. Todavía me tengo que sumergir en el proyecto y ver qué cosas de las que se plantearon pueden tener vigencia y cuáles se han quedado viejas.

P. Tabakalera abrirá sus puertas en 2015. ¿Cómo se va a gestionar el proyecto hasta entonces?

R. Se desarrollarán actividades puntuales, deslocalizadas, que poco a poco vayan dotando a Tabakalera de personalidad. Colaboraremos con otras instituciones o nos inventaremos algún dispositivo.

P. ¿A qué se refiere con dispositivo?

R. Algún formato que nos permita tener un espacio propio. Un ejemplo puede ser el proyecto de The Loaf, la panadería efímera que estuvo junto a la estación de tren. Lo importante es que Tabakalera tenga una cara visible, que no sea el nómada eterno. El problema es como reforzar la visibilidad de Tabakalera sin el edificio.

P. Tabakalera se comenzó a gestar en 2001 y todavía no termina de cuajar. ¿Cuál cree que ha sido el principal problema del proyecto?

R. El mal entendimiento entre las Administraciones. Es un proyecto que con voluntad hubiera salido. Cualquier partido político se tendría que sentir orgulloso de tener un centro de estas características en su ciudad.

P. ¿Tiene Tabakalera asegurada su viabilidad?

R. A día de hoy, sí. Un recorte en los presupuestos no se puede prever, pero en el caso en que suceda tenemos que aprender a convivir entre el dinero público y lo privado.

P. ¿Qué le impulsó a presentarse al concurso?

R. Siempre he vivido Tabakalera, desde el punto de vista del ciudadano, con ilusión. Llevo años trabajando en el mundo de la cultura, los últimos en Matadero, en Madrid, y ves cómo con poco, pero juntando los ingredientes adecuados, pueden salir muchas cosas adelante. Me da pena como ciudadana que la gente de aquí no pueda disfrutar de algo así. Me presenté porque me parece que es algo completamente realizable, desde una escala menos ambiciosa, pero realizable.

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