Las paradojas de A Coruña
La provincia que fue el gran feudo socialista ilustra la debacle del PSdeG, pero al mismo tiempo el PP tiene en las ciudades su peor resultado en 21 años
La Galicia urbana sigue siendo mayoritariamente progresista. Y también las tres ciudades de la provincia coruñesa, que siempre fueron para las fuerzas de la izquierda y nacionalistas sus mayores graneros de votos. Que el PP volviese el pasado domingo a ser la fuerza más votada en A Coruña, Santiago y Ferrol no es ninguna hazaña. Salvo en la capital provincial en 2005, los conservadores siempre ganan en las urbes coruñesas cuando se trata de renovar el Parlamento gallego y el Gobierno de la Xunta. Pero lo que sí es una novedad es que el PP cosechara el 21-0 en estas tres ciudades sus peores resultados en 21 años (siete convocatorias de comicios autonómicos) pese a obstentar sus alcaldías desde hace año y medio, y por primera vez con mayoría absoluta en los casos de A Coruña y Santiago.
El partido de Alberto Núñez Feijóo sumó 85.207 sufragios en las tres ciudades de la provincia coruñesa, la más poblada y con más escaños en la Cámara gallega (24 de un total de 75). El resultado de los populares supone el 41,5% del voto urbano de esa circunscripción. Son 13.442 papeletas y seis puntos menos (47,5%) que la suma de las obtenidas (98.649) por PSOE, BNG y la Alternativa Galega de Esquerda, la coalición encabezada por Xosé Manuel Beiras y Esquerda Unida que se convirtió en la gran sorpresa de las elecciones. Fue la desafección del electorado urbano —con una fuerte abstención, mucho mayor, salvo en Santiago, que en el resto de la provincia y de Galicia— y un significativo aumento de votos en blanco o nulos lo que benefició al PP y le permitió ganar un diputado más (13) en la provincia. Los compostelanos se movilizaron más para ir a las urnas que en el resto de la comunidad autónoma, pero aun así su afluencia a las urnas fue menor que en 2009. Y en Ferrol se registró el índice de participación más bajo (42% de abstención)
De repetirse los escrutinios del 21-O en unas elecciones municipales, ni Carlos Negreira, alcalde de la capital provincial y presidente del PP coruñés, ni José Manuel Rey Varela conservarían las mayorías que les permitieron en 2011 hacerse con los bastones de mando en los ayuntamientos de A Coruña y Ferrol.
Solo su compañero de filas, el alcalde de Santiago, Ángel Curras, repetiría la mayoría absoluta conseguida por primera vez en democracia hace año y medio por el dimitido Gerardo Conde Roa. Pero sería por la mínima. Le bastaría un puñado de sufragios a AGE, erigida en segunda fuerza en las urbes coruñesas —en Ferrol a un solo voto de distancia con el PSdeG— para también romper la mayoría absoluta de los conservadores en el Ayuntamiento de la capital gallega. Para el PP compostelano, los 22.174 votos cosechados el domingo (el 43,3% de los emitidos) representan su peor marca en unas elecciones autonómicas. Las fuerzas de la izquierda y nacionalistas sumaron 23.900 papeletas, el 46,72% de las emitidas.
Significativa es sobre todo la ciudad de A Coruña, referente principal de los progresistas y bastión hasta ahora del PSdeG-PSOE, para hacer una radiografía del voto urbano en Galicia. Las tres fuerzas de izquierda y nacionalistas hubiera logrado, de aliarse, su mejor resultado en 15 años: 57.929 votos, el 47,7%, casi ocho puntos más que los alcanzados por el PP en solitario. Pero hubo un vuelco en las votaciones del electorado coruñés: castigaron con menos respaldo a los tres partidos tradicionales en Galicia durante las dos últimas décadas (PP, PSOE y BNG), y emergió con fuerza la coalición de Beiras y IU así como la desafección del electorado. Casi el 39% de los coruñeses no acudió a las urnas. Y fueron más (9.427) los que sí se movilizaron para votar en blanco o nulo que los que depositaron la papeleta del Bloque.
El hundimiento de los socialistas, hegemónicos durante 26 años en la alcaldía de la ciudad, y del BNG es especialmente destacado. Pero también lo es la caída de apoyos del PP de Carlos Negreira. Uno de cada diez votos que perdió Feijóo en Galicia con respecto a las elecciones de 2009 (102.000 en total) fue en la capital coruñesa, gobernada por primera vez en democracia por su partido. Y es la urbe en la que menor porcentaje de sufragios cosechó el PP gallego, 39,6%. Aunque Negreira consiguió revalidar la hazaña de las municipales de 2011 al ganar en todos los barrios de A Coruña y en el 96% de las mesas electorales, no revalidaría mayoría absoluta en unos comicios locales.
Y eso que los socialistas coruñeses perdieron el doble de votos que el PP (20.000) y se quedaron por primera vez por debajo de la barrera del 20%. El batacazo es enorme para la mayor agrupación local del PSOE en Galicia. Una de las claves fue la gran desmovilización y cabreo de los militantes coruñeses después de que la Ejecutiva socialista de Pachi Vázquez impusiera en la candidatura a representantes de la ciudad que menos apoyos recabaron de su agrupación. “Claro que eso dejó heridas grandes, ya podemos hacer primarias, secundarias y terciarias, si no se respeta la voluntad de los militantes locales, no se movilizan y eso es imposible de reanimar”, cuenta un dirigente de la ejecutiva local coruñesa.
Otro factor en el análisis del PSOE coruñés, desbancado de la segunda plaza por la coalición de Beiras y EU, que logró un punto y 1.361 sufragios más que los socialistas: en AGE “está, por Anova [los escindidos del BNG que siguieron a su veterano exlíder] el Bloque histórico” de A Coruña. Es decir, el exteniente de alcalde Henrique Tello y otros dos exconcejales nacionalistas que gobernaron con el PSOE hasta 2011. “Todos los votos que perdimos nosotros y el BNG fueron directamente a la coalición de Beiras”, razona la líder local del PSOE, Mar Barcón. Y además está EU, que logró hace año y medio en solitario el hito de entrar en el Ayuntamiento coruñés con un concejal. El BNG, tras las escisiones internas, se llevó en A Coruña su peor resultado urbano. Para Barcón, “es esperanzador” que la suma de izquierda y nacionalistas siga superando al PP. Pero su mayor preocupación, reseña, está en que los socialistas recuperen “un discurso urbano y su alianza natural con la Galicia más dinámica”.
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