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Les pudo la electricidad

Vetusta Morla convencieron en el Auditorio Mar de Vigo y esta noche darán un concierto en el Recinto Feiral de Amio, en Santiago

Imagen del concierto del grupo en Vigo
Imagen del concierto del grupo en VigoNOE CHANTADA

La idea era ofrecer un concierto con dos partes: una acústica, en sintonía con la gira por teatros que Vetusta Morla realizó antes del verano como presentación de su segundo disco, Mapas (2011), y otra eléctrica, con la versión más característica del sexteto madrileño. La noche de ayer jueves en el Auditorio “Mar de Vigo”, los de Tres Cantos empezaron desenchufados y sin amplificación, el guitarrista y el cantante a solas en el escenario para interpretar “Pequeño desastre animal”, tema incluido en su primer disco, Un día en el mundo (2008). Tan desnuda estaba la canción, que algunos espectadores se apresuraron a acallar a aquellos que hicieron notar sus ansias de karaoke desde el minuto cero. Había tiempo para todo y, en realidad, pocas ganas de sobriedad a ambos lados del palco. “La noche da para mucho”, vaticinó el vocalista, Pucho, después de explicar que no iban a estar “totalmente desenchufados” aun en la parte del repertorio fijada como concierto en acústico.

De hecho, y tras regalar la rareza “Los buenos”, un tema que solo han grabado en maquetas, y “Autocrítica”, en la versión de “Mapas” la banda se aproximó a sus energéticos fueros habituales. “Pues eso, desenchufados”, bromeó el muy comunicativo maestro de ceremonias, quien siguió desgranando canciones mientras sus compañeros variaban la instrumentación, con cambios constantes de percusión y cuerdas (cajón, banjo, ukelele, vibráfono, órgano de fuelle), al paso de “Baldosas amarillas”, “Maldita dulzura”, “Al respirar”, “Escudo humano”, “En el río” y “Rey Sol”. La chispa saltó en medio de “Canción de vuelta”. Pucho se quitó el chaleco y marcó con el gesto un punto de inflexión. La iluminación, suave, subió grados de intensidad y se tornó agitada. Había llegado el momento de desmelenarse por completo. De que el sexteto sonase como una numerosa orquesta de rock, de saltar, correr, tirar el pie e incluso el micrófono, de aporrear un tambor enorme y de reclamar que trajeran un bidón de lata que al fin llegó en “El hombre del saco”. Quizá el objeto hubiese rodado por el suelo, como suele ocurrirle, si el recital no se hubiese celebrado en el marco de un teatro, menos propicio a los excesos. A cambio, contaron con una acústica muy favorecedora para el sonido impecable del grupo.

Desde el patio de butacas, la ferviente parroquia de 1.200 almas, según la organización, tampoco se privó de ponerse en pie, dar palmas y corearlo absolutamente todo. Imposible contenerse ante las oleadas de pasión de “Un día en la tierra”, “Copenhague”, “Sálvese quien pueda”, “Valiente” o “Los días raros”. Cuando acabó “La marea”, que sirvieron con un final psicodélico y estruendoso, el cantante, exhausto, reconoció que ese día se había sentido indispuesto. “Tuve convulsiones internas, me quedé sin aire, creí que se me abría la cabeza… ¡Menos mal!”. Si lo que consiguió durante la actuación lo hizo con sus reservas, es que verdaderamente tiene un buen caudal de tenacidad.

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La anécdota ocurrió durante los agradecimientos. En medio de “Lo que te hace grande”, Pucho repasó los nombres de las personas que les acompañan en su aventura, más de una docena, con mención especial del equipo de Esmerarte, su agencia de representación, con sede en Vigo, y de su mánager, el vigués Kin Martínez, “un activista, y este concierto es un regalo para ellos”. El discurso se interrumpió bruscamente. Se había roto el pedal de la batería. Mientras se solucionaba el contratiempo, salieron del paso a pelo, como arrancaron, con “Iglús sin primavera”, uno de los cortes del EP Mira (2005). Una vez recompuesta la pieza, retomaron el tema suspendido y, antes de acabar con “La cuadratura del círculo”, luego dos horas de concierto, brotaron el recado: “Aunque sea en los tiempos que corren, seguid confiando en la cultura”, y otra promesa: “Mañana nos vemos en Santiago con todo el rock que llevamos dentro”. Esta noche (20.30, con Eladio y Los Seres Queridos), Vetusta Morla despide en Galicia la gira de Mapas con un directo que se prevé repleto de fieles en el Recinto Feiral de Amio.

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