La Suñol cumple cinco años
Una exposición explicita los principios que han llevado a crear una colección de 1.250 piezas
Hay coleccionistas que aman el protagonismo y otros que prefieren mantenerse en segundo plano. También hay una tercera especie, los que se ocultan de los ojos del mundo, convirtiéndose casi en una leyenda. Es el caso de Josep Suñol. No apareció en público hace cinco años cuando abrió su fundación en la finca familiar del paseo de Gràcia y no lo ha hecho tampoco ahora que celebra su quinto aniversario con una selección de la colección de arte contemporáneo, que reunió a partir de finales de los años sesenta y que cuenta con 1.250 obras.
En estos cinco años, Josep Suñol ha dejado que sus obras y su fundación, dirigida por el artista Sergi Aguilar, hablaran por él. “Cuando decidió abrir la fundación también decidió cerrar la colección para poder invertir todo en las actividades”, recuerda Margarita Ruiz, gerente de la fundación. En total se han organizado 15 exposiciones y 24 actos, es decir, proyectos monográficos de artistas jóvenes que se desarrollan en el Nivel Cero, una sala polivalente con entrada independiente donde también se realizan conferencias, conciertos y demás eventos. “Gracias a una programación diversa hemos superado los 60.000 visitantes, el 53% extranjeros, el 41% catalanes y el 6% de España, no del resto de España”, matiza Ruiz. La exposición, 5º aniversario, abierta hasta el 2 de marzo, reúne 100 obras de unos 70 artistas, repartidas en cinco apartados temáticos. “Es la tercera vez que organizamos una muestra de la colección: en la primera enseñamos las obras maestras, en la segunda nos centramos en las últimas generaciones y con esta empezamos una serie de lecturas temáticas”, explica Aguilar. Una tercera parte de las obras que ha seleccionado son inéditas y muchas de las que se han visto, como el gran retrato de Mao de Andy Warhol se vuelven a admirar con placer en el nuevo montaje, donde hay una representación especialmente nutrida de obras de Zush y Llimós. “He elegido las obras con total libertad, tan solo pensando en los diálogos que se podían establecer”, añade Aguilar, que, como de costumbre, ha incluido también algunas de sus obras en un recorrido, menos austero que en otras ocasiones.
Los fans de los grandes nombres tendrán su dosis de obras maestras, entre otras un personaje de Picasso que mira perplejo hacia el mundo fatuo pintado por Warhol en Ladies and Gentlemen, Duchamp en Cadaqués fotografiado por Miserachs, Cocteau inmortalizado por Man Ray, grandes formatos de Barceló y Saura, una butaca en bronce pintado de Tàpies y un extraordinario storyboard de Dalí para la película Les Mystères Surrealistes. Sin embargo, también las piezas de creadores menos conocidos, en ocasiones “ídolos caídos”, según Aguilar, deparan agradables sorpresas, como las dos sillas en bronce de Luis Lugán y una instalación de Jordi Tolosa. Por último, resultan especialmente interesantes obras de juventud de artistas hoy consolidados como un enorme dibujo de Plensa de 1986y una tela de lino con impresión fotográfica digital de Antoni Abad.
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