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Desguace de culto

El monologuista ultima su quinto libro de humor para noviembre, que compagina con sus actuaciones y ‘El Hormiguero’. Su ruta, un convento, El Corte Inglés o entre esqueletos

Luis Piedrahita toma un zumo en el Delic Café, donde calcula que ha escrito la mitad de sus guiones.
Luis Piedrahita toma un zumo en el Delic Café, donde calcula que ha escrito la mitad de sus guiones.SANTI BURGOS

1. Sala Galileo Galilei. Todas las noches hay espectáculo y tanto los artistas como el público, salen mejor de lo que entraron. Por allí suelen pasarse: Juan Tamariz, Javier Krahe, Faemino y Cansado y, cuando tiene tiempo, un servidor. (Galileo, 100).

 2. Delic Café. Está en la plaza de la Paja, con perdón de la expresión. Creo que la mitad de mis guiones los he escrito allí. Todo es agradable: lo que comes, lo que bebes, lo que ves, lo que hueles… Es un lugar que lo sientes, te sientes donde te sientes. (Costanilla de San Andrés, 14).

Humor con magia

Luis Piedrahita (A Coruña, 1977) saltó a los escenarios tras empezar como guionista para 'El Club de la Comedia'. El famoso monologuista, escribe guiones y libros, colabora en programas de radio y televisión y también es mago, su gran afición.

3. Relicario del Convento de la Encarnación. Se podría definir como un desguace de culto, con perdón de la expresión. Se conoce por conservar la sangre de san Pantaleón, pero guarda más de 700 reliquias de santos: huesecillos, trocitos de tela, uñitas, pelitos, pedacitos de tripitas, dientecitos, escrotitos... Todo perfectamente ordenado y catalogado. Todas esas piezas, si alguien se lo propusiera, serían suficientes para fabricar un par de santos nuevos. (Plaza de la Encarnación, 1).

4. Ouh Babbo…!  Señorita, si es usted tan casta como dicen, no debería dejar escapar la oportunidad de disfrutar del Tartufone di Bruno, con perdón de la expresión. Hay una tradición: si vas mencionando este artículo, mi amigo Bruno te invitará a un chupito en este restaurante. Aún no ha pasado, pero en cuanto os presentéis tres o cuatro tendrá que convertirlo en tradición. (Caños del Peral, 2).

5. Club del Gourmet de El Corte Inglés de Sol. La Puerta del Sol es la plaza del pueblo y el rincón del gourmet es como el mercado de la plaza del pueblo. Todo es de calidad, el trato es humano, las personas tienen nombre y siempre saben cuál es el mejor jamón ese día. (Preciados, 3).

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6. El banquito que está delante de 'El jardín de las delicias'. Uno puede sentarse ahí durante horas y echar miguitas a los pájaros, a los gallos, a los unicornios y a los puercoespines. (Museo del Prado).

7. El Rastro. Nos encanta a los que nos gusta revisar en las basuras buscando cosas que todavía funcionen. Puedes encontrar una dentadura postiza que todavía sirva para dos o tres mordiscos, preservativos seminuevos, ejemplares de la revista Teleindiscreta, cintas casete, cromos de la serie V... Dan ganas de pagar en pesetas.

8. Museo del Romanticismo. Estupendo para admirar sus pinturas y descubrir sus bustos, con perdón de la expresión. Delicado y con clase. Conversaciones que serían motivo de pelea en otros sitios, allí son una demostración de elegancia: “Ha sido un placer descubrir este busto, señorita”; “Desde luego, caballero, el busto es mío”. Este diálogo, en según qué discotecas, acabaría en tumulto. (San Mateo, 13).

9. El Retiro. Es un lugar maravilloso para recorrerse, con perdón de la expresión. Se descubre a cada paso y mi zona favorita varía dos o tres veces a lo largo del año. Ahora mismo, a las 17.52, es el parterre, que tiene unos árboles cuyas copas parecen cerebros gigantes y verdes.

10. Museo de Ciencias Naturales. Allí está Dippy, uno de los mejores esqueletos de diplodocus de Madrid. Nos lo regaló el multimillonario Andrew Carnegie y llegó en 1913. Es negro y tiene un rabo larguísimo, con perdón de la expresión, como no podría ser de otra manera. (José Abascal, 2).

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