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pop | dry the river / los campesinos!
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una pena que estremece

El líder de Dry the River se erige en portavoz de un discurso doliente de puro emotivo

Hay algo de irónico, seguramente, en que Dry the River escoja Will you be there, esa especie de góspel ñoño de Michael Jackson, para irrumpir en escena. El lirismo del jovencísimo y fabuloso quinteto londinense apunta en direcciones bien distintas: la frescura folkie de los hoy omnipresentes Mumford & Sons, la nostalgia ensoñadora de Stornoway, las extraordinarias armonías vocales de Fleet Foxes, el formato de indies-con-violín de Noah & The Whale y, sobre todo, esa solemnidad épica y conmovedora de Elbow. Inspiraciones nobles y complementarias que confluyeron anoche, en una casi abarrotada Sala Copérnico, en la figura de Peter Liddle, un rubito escuchimizado que canta muy agudo y se sumerge con esa voz de sirena en lo más profundo de las entrañas.

Liddle luce melena enmarañada, vaqueros cortos, pies descalzos, tatuajes profusos y una intensa cara de lástima, y se erige en portavoz de un discurso doliente de puro emotivo. Hay algo de lamento permanente en el repertorio de Shallow bed, primer disco de una banda abonada a esa melancolía tan reveladora de nuestros días. Es una pena que estremece y hurga en los lacrimales, que se convierte en un antídoto de belleza frente a tantas incertidumbres septembrinas.

Hubo momentos bucólicos en esos 55 minutos inolvidables de ayer y una fabulosa introducción a tres voces, sin amplificación, de Weights & measures, pero no todo huele a campiña en Dry the River. Concurren también cambios de ritmo, acordes raros, estribillos adorables (New ceremony) o pequeñas tormentas de ruido guitarrero, con un arrebato final de locura (Lion’s den) en el que Peter y su guitarrista, Matt Taylor, se convierten en dos insólitos Angus Young del melodrama.

El precioso debut español de estos cinco pipiolos que parecen salidos de una comuna hizo irremediable sombra a Los Campesinos!, un septeto galés muy apreciable, de sonido directo y revitalizador aunque poco propenso a salirse del guion. Los de Cardiff saben hacer canciones instantáneas, tan fogosas que se aproximan a la escuela del punk. Y tan dignas de ser coreadas a pleno pulmón como You! Me! Dancing!, con Gareth David convertido en un espasmódico Robert Smith pelirrojo.

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