Vázquez promete un gravamen a la banca y retirar el copago farmacéutico

Dos años de ruido orgánico en el PSdeG quedaron ayer aplacados bajo la urgencia de una convocatoria electoral anticipada, la que ha citado a los gallegos con las urnas el próximo 21 de octubre. A menos de dos meses de las elecciones, los socialistas abandonaron la idea de elegir a su candidato por primarias y convirtieron a su secretario general, Pachi Vázquez, en aspirante a presidir la Xunta, a propuesta de la ejecutiva gallega. A los que mantuvieron con él “diferencias de opinión y de sentimiento”, les dijo: “Hacéis falta, porque ahora empieza una campaña que tiene que llegar a donde no van a llegar los medios públicos, totalmente manipulados por el PP”. Solo un miembro del comité nacional pidió la palabra para oponerse a la elección. Fue el exalcalde de Cedeira José Luis Vergara.

Respaldado por Rubalcaba, que planteó las autonómicas como una oportunidad de aplicar un doble castigo a los gobiernos de Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo, Pachi Vázquez dio explicaciones al comité nacional sobre la suspensión de las primarias, cuya celebración comprometió en su discurso de investidura en el congreso nacional del PSdeG, en marzo. “El proceso electoral comenzó el pasado lunes”, con el anuncio del adelanto. “No queda tiempo para más que para actuar rápido y con decisión”, alertó, por lo que pidió el apoyo de sus compañeros para “liderar un proyecto que cambie este país”.

En sus dos intervenciones ante el comité, una de apertura y la segunda ya como candidato a la presidencia, el líder socialista avanzó algunas claves de su campaña. Por ejemplo, las primeras promesas electorales, muchas de ellas destinadas a desmontar medidas adoptadas por el Gobierno de Feijóo. Así, apostó por derogar el decreto del gallego en la enseñanza, anular las subvenciones a los colegios que discriminan a los alumnos por razón de sexo o retirar el copago farmacéutico. También anunció dos nuevos impuestos a la banca y a las rentas más altas y la creación de un gabinete jurídico para defender a los afectados por las preferentes.

Otro de los ejes de campaña que esbozó ayer fue la apelación al voto útil. Lo hizo sin tapujos: “Cada voto de la izquierda vale un mundo, no podemos perder ni uno solo”, comenzó, para añadir: “No podemos arriesgarnos a que haya un solo voto de la izquierda que, con la mejor intención, no tenga visibilidad y presencia en el Parlamento”. Un claro mensaje para los simpatizantes de Esquerda Unida y para los de los grupos que tratan de formar una alternativa nacionalista fuera del BNG.

Pachi Vázquez, que aceptó el debate cara a cara con Feijóo por el que apuesta el PP —“a dos, a tres o a 24”—, descartó que el adelanto electoral pueda considerarse técnico. “No lo es, no es inocente”. Responde, opinó, a lo que llamó el “modelo andaluz”: “Primero elecciones y después, decisiones”. Y entre estas, se aventuró a vaticinar dos que, según afirmó, adoptarán Rajoy y Feijóo tras los comicios: recorte de pensiones y despidos de empleados públicos. “Para cumplir con el rescate, van a tocar las pensiones y van a tocar a los empleados públicos, a despedir a miles de interinos. Por eso tienen prisa”, acusó. Su discurso se completó con un amplio repaso a la gestión de Feijóo, al que acusó de ser “el inductor de la mayor catástrofe del sistema financiero” y “el mayor destructor de empleo” de la comunidad.

También Rubalcaba incidió en la teoría de que el anticipo electoral esconde las medidas que después adoptará el Gobierno. Se trata de lo que denominó “efectos paralizantes” que el periodo preelectoral tiene en Rajoy, como cuando “dejó de cometer desmanes” en vísperas de los comicios en Andalucía. “Después liquidó 10.000 millones de euros de la sanidad y la educación, redujo el número de médicos y profesores, implantó el copago y se inventó una amnistía fiscal para los defraudadores”.

El secretario general del PSOE atribuyó también a la campaña la decisión de Feijóo de ampliar los derechos sanitarios a los inmigrantes sin papeles. Las elecciones, bromeó, tienen “efectos milagrosos”, al convertir en “un progresista” al presidente gallego, al que también acusó de “olvidarse” de hacer reclamaciones desde que el presidente de su partido alcanzó La Moncloa.