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OPINIÓN

Algunas sugerencias

¿No debería la Xunta apostar por un ‘cluster’ en gestión de mareas negras e incendios?

Yo soy gallego de Galicia. No gallego de Santiago de Compostela, Vigo u Ourense. La vida me ha llevado a moverme habitualmente entre varios puntos de la geografía gallega, a ver lo bueno de cada ciudad o pueblo y a intentar disfrutarlo, a aprovecharlo. Y a darme cuenta de que somos demasiado pequeños para acentuar lo local como identidad. Menos aun cuando eso conduce a disparates y errores colectivos. No tengo claro que mi opinión sea la dominante. Los localismos no son hoy menos fuertes que hace diez años. Sigue siendo imposible hablar con perspectiva de país en la planificación de infraestructuras y servicios, de prioridades y de estrategias colectivas. Cuando se presentan los presupuestos, rápidamente nos vamos a ver cuánto se invierte en cada provincia y municipio. Da igual que el documento en su conjunto sea un disparate. Que se hagan tres, cinco o siete museos al mismo tiempo. Todos envidiamos la apuesta de Portugal para Sá Carneiro, pero nos empeñamos en no jerarquizar y especializar nuestro sistema aeroportuario. Los propios partidos políticos son un ejemplo de todo esto. De los tres grandes, solo el BNG es capaz de poner lo autonómico por encima de las cuitas y poderes locales. Sus problemas son otros.

Es perentorio que surjan y se refuercen actores sociales y políticos de escala autonómica. Que sean capaces de defender la misma posición desde Ribadeo a Tui, en Ourense y en A Coruña. La Xunta es sin duda el responsable primero de ello. Pero la sociedad civil debe dar un paso adelante y buscar alianzas y fórmulas de cooperación interterritorial que permitan hacer propuestas con racionalidad global. Podremos estar o no de acuerdo con ellas. Pero que gocen de sentido global sería un hito.

En segundo lugar, hay que aprovechar los accidentes y desgracias para aprender y convertirlos en oportunidades. Mareas negras e incendios son dos problemas recurrentes en los que Galicia se sitúa en las primeras posiciones del ránking mundial. ¿No sería lógico que también fuésemos campeones en la lucha y reparación de daños ambientales, aprovechando nuestra experiencia? ¿No debería ser Galicia líder mundial en I+D+i y en formación en seguridad marítima, lucha anticontaminación, prevención de incendios, estimación de costes de las catástrofes, o recuperación de medioambientes? ¿No podría la Xunta hacer una apuesta decidida, involucrando al gobierno central, las universidades gallegas, el CSIC, y algunos empresarios por un cluster de conocimiento (y empresarial) con prestigio internacional en gestión de mareas negras e incendios?

Finalmente y a riesgo de ser pesado, no puedo sino volver otra vez sobre la cuestión de la oportunidad que nos ofrece el idioma gallego por su proximidad al portugués. Dejando a un lado las cuestiones identitarias, la realidad es que el conocimiento de idiomas es un gran recurso individual y colectivo y es absurdo que no lo estemos aprovechando como debería hacerse. En ese sentido, celebro la iniciativa legislativa popular para el aprovechamiento de la lengua portuguesa y vínculos con el mundo lusófono en trámite en el parlamento gallego desde finales de junio (http://www.parlamentodegalicia.es/sitios/web/BibliotecaLexislaConNos/B80722_4_2.pdf). Se piden tres cosas: incorporar al portugués en el sistema educativo, recibir en abierto y a través de TDT radio y televisión portuguesa, y que Galicia participe institucionalmente en los eventos de temática lusófona. No le veo problema a insertar esas pasarelas al portugués cuando los alumnos se desenvuelvan con soltura en lengua gallega. O al menos dar esa opción a las familias que nos damos cuenta del valor de que nuestros hijos puedan dominar con soltura tres idiomas comunitarios que están entre los cinco más importantes del mundo. Y las otras dos cuestiones dependen fundamentalmente de la voluntad política.

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