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Para ver las estrellas

La artista, que reside en Madrid desde hace dos años, reconoce que aún se pierde por la capital Cuando la música se lo permite, busca estrellas, rock & roll suave y ropa ‘vintage

Anni B. Sweet en el café Oliver.
Anni B. Sweet en el café Oliver.ÁLVARO GARCÍA

1. Café Oliver. Me encanta compartir confidencias en este clásico local con mis mejores amigos mientras degusto el plato de la carta que me vuelve loca: vieiras con helado de tomate. De postre siempre pido el helado de algodón de azúcar (Almirante, 12).

2. CaixaForum Madrid. Nada mejor que perderse un día de la semana por las galerías de este centro cultural. Me gusta dejarme sorprender y lo visito sin conocer la exposición del momento. Aún recuerdo la sensación que me produjo la antológica dedicada al fotógrafo Jacques Henry Lartigue el pasado verano (paseo del Prado, 36).

3. Vía Láctea. Suelo acabar las noches de fiesta en este garito tan emblemático de Malasaña. Allí me dejo llevar por la música rockabilly y una buena cerveza. Cuando el cansancio me invita a sentarme en uno de sus sillones de cuero, me quedo embobada viendo las películas que proyectan. Aunque no tengan sonido. Y si aún me quedan fuerzas, reto a alguno de mis amigos a una partida de billar (Velarde, 18).

4. Tienda Magpie. Lo último que me compré en esta tienda de segunda mano y de complementos vintage fue el vestido de rayas azules y rojas con el que salgo en el videoclip de Getting Older. Me costó 12 euros. Cada vez que paso por allí me paro también en Biba Bintage (Velarde, 1), otra tienda de segunda mano (Velarde, 3).

5. Espacio UFI. Todo lo que compro en esta tienda de música independiente influye en mis letras. Cada vez que voy me llevo el bolso cargado de música fresca y sorprendente que me sirve de influencia. Eso sí, tienes que ir con tiempo para poder recorrer sus más de 200 metros cuadrados como Dios manda (plaza de Matute, 12).

De Málaga ... y en inglés

Con nueve años, Ana López, alias Anni B Sweet (Málaga, 1988) ya componía. Colaboró con Antonio Vega y el FIB la contrató antes de su primer disco, Start, Restart, Undo. Su segundo, Oh, monsters! ya está entre los clips más vendidos de música independiente.

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6. Miyama. Adoro este restaurante japonés. El trato de su personal es tan amable y delicado que te invita a probar todas las especialidades de sushi de su carta. Imprescindible: el sashimi con algas (Flor Baja, 5).

7. Martínez Bar. Siempre que me apetece tomar un gin-tonic casero y desconectar del ruido de la ciudad, entro a este pub escondido detrás de Gran Vía. La mejor hora es cuando cae la tarde y el ambiente es más tranquilo. Me encanta su decoración vintage mezclada con elementos industriales (Barco, 4).

8. Jardín Botánico. Solo lo he visitado una vez y me quedé con las ganas de conocer la multitud de especies vegetales que conviven en este paraíso verde. Prometo volver cuando necesite escapar del asfalto (plaza de Murillo, 2).

9. Planetarium. Para todos aquellos que necesitamos ver las estrellas con asiduidad y nos frustra no poder encontrarlas en el cielo de Madrid, este centro nos permite disfrutar de la astronomía siempre que queramos. Viajar a Saturno o descubrir el cielo una noche de verano sin salir de la capital no tiene precio. El libro que tengo ahora mismo en mi mesita lo adquirí en la tienda del Planetarium: El viaje épico del Apolo 11 (avenida del Planetario, 16).

10. Cadillac Rock Pub. Si una noche a las dos de la mañana no me apetece seguir bailando me refugio en este local, donde se puede disfrutar del rock and roll en la pista o sentado en uno de sus sofás. Cierro los ojos y recuerdo mi última incursión en el Cadillac. Suena la canción High Road, de la banda de rock americana Broken Bells (Pez, 16).

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