Contas denuncia falta de personal para urgencias en los hospitales
El 50% de los pacientes en A Coruña espera más de 24 horas
El pasado domingo, volvieron a saturarse las Urgencias del Complejo Hospitalario de A Coruña. Decenas de enfermos esperaron más de tres días para tener cama en planta. El miércoles, día 1, aún quedaban 40 pendientes de ingresar, denunció la CIG. Ocurren con frecuencia estos “picos de colapso” de los servicios de urgencias de los hospitales públicos, corrobora el Consello de Contas en su último informe difundido ayer. Casi la mitad de los enfermos, una vez que se les diagnosticó la necesidad de ingresar en el hospital coruñés, tienen que esperar en Urgencias una media de más de 24 horas. En el de Santiago, el 40% “soportan esperas de cuatro a ocho horas”.
“La elevada prolongación de la permanencia en Urgencias de pacientes para los que se acordó el ingreso es una de las causas fundamentales de la saturación de ese servicio”, concluye el órgano fiscalizador de Galicia. Sobre todo en los complejos hospitalarios de las grandes ciudades, “con especial incidencia” en el de A Coruña, que abarca a medio millón de habitantes. En los comarcales, la espera se reduce a entre una y tres horas. “La asignación de cama para urgencias no está debidamente priorizada, ni protocolizada, no existe una programación que permita gestionar la presión asistencial urgente con las debidas garantías”, advierte el Consello de Contas en su fiscalización de los servicios de urgencias. Son datos de 2010, antes de los recortes que agravaron la calidad de la asistencia sanitaria pública.
La institución fiscalizadora eligió tres centros urbanos (A Coruña, Santiago y Pontevedra) y dos comarcales (Monforte y Valdeorras) —atienden al 44% de la población gallega— para hacer una radiografía del funcionamiento de las áreas de urgencias. Y sus conclusiones son demoledoras: hay deficiencias, incluso graves, y mala organización en todos los indicadores de calidad de estos servicios. Es inadecuada la clasificación de los pacientes en función de la gravedad de sus afección y caótica la distribución por áreas donde son atendidos. No se respeta la confidencialidad e incluso la corrección de sus historias clínicas (al hacerse en papel en la mayoría de los casos los errores se acumulan). Los tiempos de atención son excesivos, y no se coordinan los medios materiales y humanos.
En Santiago, el 40% de los enfermos espera entre seis y ocho horas
El Consello de Contas urge a los hospitales públicos del Sergas a reorganizar el funcionamiento de estas áreas de atención urgente, a establecer planes funcionales ahora inexistentes y protocolos de actuación para reducir las “disfunciones y dilaciones”, así como a informatizar la gestión de los recursos e información sobre pacientes. Graves son también las incidencias en recursos humanos o materiales. El órgano fiscalizador asegura que se puede prever la demanda y picos de saturación con un análisis de las horas y días de más afluencia, que suelen repetirse.
Hay un importante déficit de médicos para Urgencias, sobre todo en los centros de A Coruña y Santiago que necesitarían casi duplicar su número. El Sergas peca de tener poco personal fijo en esos servicios. “Hay un exceso de contratación temporal”, recrimina Contas, lo que contribuye a incrementar el caos. Y como falta personal, se recurre de forma “excesiva y desproporcionada” a pagar horas extras en vez de contratar. Un médico de Urgencias, gracias a esas jornadas complementarias a veces disparatadas, puede incrementar su sueldo anual en una media de 56.000 euros. Hay facultativos que llegaron a cobrar hasta 130.978 euros en un año. La falta de Puntos de Atención Continuada dentro del hospital, como tiene Santiago para atender casos menos urgentes, aliviaría la presión de los servicios de Urgencias sobre la hospitalización.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.