Colapso en Burriana en el inicio del Arenal Sound

A las once de la mañana, hora a la que se abrían las puertas para recoger las pulseras que dan acceso al festival y a las zonas de acampada, Burriana era este martes un caos. La carretera que une la ciudad con el puerto y el recinto de conciertos estaba totalmente colapsada, cientos de conductores se desesperaban por encontrar un lugar donde aparcar y, quienes ya lo habían hecho (muchos tras superar a pie un largo trayecto cargados con sillas, neveras, tiendas de campaña, etc.), se preparaban aún para lo peor: recoger la acreditación.

“Llegamos ayer a la una de la madrugada, no hemos dormido y nos vamos ahora (pasadas las 13.00) al cámping”, explicaba con enfado Susana Reina. Esta joven madrileña de 21 años no da crédito a la odisea vivida para recoger su pulsera. “Esto era un embudo humano insoportable, hay festivales más grandes por toda Europa y no pasa esto, yo no vuelvo”, sentencia.

“¿Es aquí donde nos podemos quejar?”, irrumpe de pronto Irene Ramos, otra joven de Madrid que al ver una libreta y un boli deja su puesto en la cola para desahogarse. “Llevamos horas esperando y nos vamos porque nos va a dar una insolación, esto es insoportable, vendremos más tarde aunque nos tengamos que quedar con la peor zona de acampada”, dice.

La tercera edición del Arenal Sound ha desbordado las previsiones. Los 40.000 sounders del pasado año ya colapsaron Burriana y tanto la organización como el Ayuntamiento prometieron soluciones. Pero este año el festival supera en visitantes al FIB y los 50.000 diarios que acudirán a Burriana (la mayor parte llegaron ayer) son demasiados para una ciudad con una población de 35.500. Sólo unas 5.000 son de la ciudad.

Algunos de los asistentes tuvieron que esperar 20 horas para tener su abono

Desde el Ayuntamiento admiten el descontrol registrado principalmente en las primeras horas. “El problema es que el lunes por la noche había cola y eso ha hecho que haya gente que ha tenido que esperar hasta 20 horas por su abono”, apuntan. Lo peor llegó con el sol. El Consistorio tuvo que movilizar a dos unidades de soporte vital básico para atender los golpes de calor y las lipotimias. “Ni siquiera han venido a tirarnos agua”, se quejaba Irene, una de las jóvenes de Burriana que han dormido al raso. Poco después, casi a las dos de la tarde, llegaban los bomberos para arrojar manguerazos de agua y refrescar a los sufridos y sofocados asistentes al festival.

Para el Ayuntamiento el colapso de primera hora tiene una explicación.

La organización anunció que los 6.000 primeros que llegaran a la zona de acreditaciones tendrían acceso a un barco en el que se celebrarán fiestas. “Y esto ha podido actuar como efecto llamada”, destacaron. La posibilidad de acceder al cámping más cercano al recinto de conciertos y a la playa también ayudó. “Debería haber una cola para la gente de Burriana, porque no nos quedamos a dormir y nos podemos ahorrar estas colas”, dice Irene.

Desde la organización también reconocen los problemas. “Pensábamos que iban a llegar de forma más escalonada”, explicó Tomás Abril, jefe de comunicación del Arenal Sound. Abril apunta que ya a las cuatro de la tarde se completó el primer cámping con 17.000 personas. “Hemos tenido que abrir el segundo cuando pensábamos hacerlo el miércoles”, destaca. La organización ya ha recibido las primeras reclamaciones, pero Abril recuerda las mejoras introducidas este año tras las quejas de la última edición. “Hemos triplicado la zona de acampada, ampliado el recinto de conciertos, hay más duchas, baños y limpieza durante todo el día”, añade. Ahora cabe esperar que los días de música y fiesta apacigüen los ánimos.