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Solidaridad contra un desahucio

A una semana de que a Marisol y a sus cinco hijos los echen de casa, esta ecuatoriana, de 37 años, quema su último cartucho. Ha entregado una carta al banco con un aval muy significativo: las nóminas de 10 profesoras de su barrio. Lo hace en la sucursal que en su día le dio la hipoteca. Una hipoteca que ahora asciende a 1.500 euros y que, estando desde hace tres años en el paro, no puede afrontar sola.

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