Generación CV

La Comunitat Valenciana es una realidad social, cultural e histórica fruto del esfuerzo de todos.

La generación que empuja hoy a la sociedad hacia delante, la que representa, a la vez, el presente y el futuro de la Comunitat, no ha conocido otro modelo de Estado distinto del de las autonomías. El que hemos construido entre todos.

Hoy se cumple el trigésimo aniversario de la aprobación del Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana y podemos hablar ya de una Generación del 82, que nació con el Estatut o que, en aquel momento, contaba pocos años de vida. Una generación que ya ha interiorizado el sentimiento de unión como pueblo que significa la propia existencia de la Comunitat Valenciana.

Lejos queda en su memoria, relegado a los libros de Historia y a los relatos de sus padres, lo que nuestro territorio era antes de ser autonomía, antes de que existiera la Generalitat, antes de que las Cortes fueran el reflejo real de la voluntad ciudadana. Pero antes de todo esto ya existía aquello que hizo posible que la Comunitat sea lo que hoy es: nuestra identidad como pueblo.

Castellonenses, alicantinos y valencianos. Todos hicieron posible que nuestro pueblo recuperara parte de sus históricos Fueros y preservara, lo que, gracias al Estatut, hoy siguen siendo nuestras señas de identidad.

Nuestra lengua, nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestras particularidades como territorio histórico, como herederos de aquel Reino de Valencia nacido bajo el manto de la Senyera hace casi 800 años, siguen vivos, vigentes, respetados y queridos al amparo de la Carta Magna Valenciana.

Y todo, con una forma única de vivirlo. Muy nuestra. Centrada en una sana democracia, un sano patriotismo, una sana defensa de nuestras señas de identidad que se centra en lo que somos, sin medirnos con nadie. Respetuosos con todos, orgullosos de lo nuestro.

En estos días en los que tanto se cuestiona la continuidad, necesidad o eficiencia del Estado de las Autonomías, esta es la clave. Castellonenses, alicantinos, valencianos y, a la vez, españoles. Sin complejos. Ese es el espíritu que hace viable el sistema. Es la fórmula que lo hace eficaz sin necesidad de renunciar a lo nuestro. Es posible y la Comunitat es el ejemplo.

Los padres del Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana demostraron que con acuerdos, con diálogo, con consenso, se consiguen grandes cosas. Nuestro Estatut, una de ellas.

Gracias a las autonomías, a nuestro Estatut, nuestra sociedad es más plural, más integradora, más moderna y más fuerte. Gracias a nuestro Estatut tenemos una cota de autogobierno que nos permite atender mejor a nuestra sociedad y defender mejor nuestros intereses. Derechos y deberes en perfecta sintonía con la Constitución Española, apenas cuatro años mayor, con la que también hemos crecido como pueblo.

Ahora, 30 años después, es un buen momento para la reflexión. La sociedad ha cambiado mucho en este tiempo. Cada día, el panorama gira, da un vuelco y nos presenta un nuevo reto que requiere que nos adaptemos, casi al momento, a las nuevas circunstancias. En este contexto es reconfortante saber que nuestro Estatut es tan fuerte que resiste, que, pese a todo, sigue vigente y pegado a la actualidad.

Eso significa que se hizo bien, que, con las reformas necesarias —como la que se hizo en 2006 y como la que haremos para garantizar una financiación justa para la Comunitat— nuestra norma de convivencia, la que creó el pueblo valenciano a su imagen y semejanza, ha triunfado.

Por eso, en mi opinión, lejos de poner en entredicho el sistema, tenemos que profundizar en él. Tenemos que seguir vigilantes, actualizando nuestros estatutos y asegurándonos que todos los españoles tengan las mismas oportunidades. Garantizando que mantienen intactos los derechos de los valencianos. Utilizándolos como las herramientas útiles que son tanto de puertas para adentro como de puertas hacia fuera.

El autogobierno que nos ha dado el Estatut nos ha permitido alcanzar grandes niveles de bienestar. Y es nuestro deber seguir avanzando, en estos momentos, hacia una nueva Administración que sea todo lo que nuestro Estatut dice que debe ser y que, además, sea más eficiente, más austera y más transparente.

Y siempre desde la perspectiva con la que nacieron, que era una perspectiva de apuesta por la democracia, por la integración de todos. No lo olvidemos: las autonomías nacieron para que la España democrática fuera una realidad que aglutinara a todos los españoles respetando las particularidades de cada territorio. Fueron una herramienta para la convivencia que funcionó en tiempos difíciles y que funcionará ahora.

Por eso, en una fecha tan importante para todos los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, apelo a ese espíritu de consenso, al de Luis Berenguer, Felipe Guardiola, Joan Lerma, José Ramón Pin, Antonio Palomares y lo que ellos representaban, para afrontar todos juntos los retos que nos presenta la realidad de hoy.

Y apelo a la capacidad del pueblo valenciano para afrontar las situaciones adversas y para reivindicarnos como una Comunitat Valenciana rica en cultura, tradiciones, historia y coraje. Para reivindicarnos como el gran pueblo que somos.

Hoy es un gran día para todos. Nuestro Estatut, 30 años después, sigue siendo el símbolo de todo lo que nos une.

Alberto Fabra es presidente de la Generalitat.