La mirada del geógrafo

Madrid es una ciudad cuyo enclave geográfico la hace distinta de la mayoría de las capitales europeas. Su principal seña de identidad paisajística es ese extraordinario retablo de la Sierra del Guadarrama que procura a los lugareños agua, aire, vegetación, piedra y horizonte en generosas proporciones. Tales componentes, enlazados por la historia y el ser humano —en su dimensión no depredadora— configuran un paisaje regional único en su diversidad y riqueza.

Sin embargo, hasta ahora, la ciudad en sí misma apenas había sido contemplada como paisaje, tarea que acomete con acierto el geógrafo Álvaro Blázquez en su libro El paisaje urbano de Madrid. A través de 35 itinerarios, el autor cuadricula el caserío de la ciudad y fija su atención en aquellos parajes capitalinos donde cristaliza la labor del tiempo sobre el territorio urbano. Su conjunción, en torno a la arquitectura, el urbanismo y la jardinería, ofrece recreo a la mirada y solaz a la evocación, en el mejor de los casos y en el peor de ellos, comprobación de las agresiones que numerosas manifestaciones de incultura edilicia han perpetrado contra la integridad estética madrileña.

Surge así un libro lleno de información, que resalta por su descriptividad y por la cientificidad de sus propuestas. Mapas urbanos de cada itinerario y fotografías señeras —aunque de tamaño en exceso reducido— enriquecen el relato de un libro que, lejos de añejos casticismos, bien puede ser utilizado como manual por el rigor de sus datos, la cuidada selección de sus hitos y la sustantividad práctica de su contenido. Por todo ello, el autor contribuye a restañar las heridas de un paisaje como el que configura el urbanismo madrileño, donde la fragmentación y el disparate han convivido demasiado tiempo con la sorpresa y la emoción de la mirada, que Blázquez recupera para el lector.

El paisaje urbano de Madrid. Por Álvaro Blázquez Jiménez. Ediciones La Librería. 14.95 euros.