Los suelos ocultos de la banca

La mayoría de los bancos siguen manteniendo ocultos en sus balances las decenas de miles de solares, urbanos y rústicos, acumulados durante los últimos cuatro años.

Ni los dos reales decretos de saneamiento de los activos inmobiliarios en manos de la banca aprobados por el Gobierno -con unas provisiones más que notables- ni el reciente informe de las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger -que estimaban, en el escenario más estresado, pérdidas del 90% de los terrenos (unos 130.000 millones de euros)- parecen haber sido suficiente incentivo para poner estos activos en el mercado asumiendo las ingentes minusvalías respecto al precio al que fueron adquiridos.

No obstante, algo está cambiando. Empiezan a verse atisbos de reconocimiento de esa realidad, con el metro cuadrado muy por debajo de los 1.000 euros en Madrid capital, un precio ilusorio hace un lustro, cuando por cualquier solar urbano se ofrecían cantidades estratosféricas, no solo en barrios de clase alta del centro de la ciudad, sino también en los distritos periféricos, donde se llegaban a pagar repercusiones del metro cuadrado edificable superiores a los 3.000 euros.

Hoy, por 800 euros el metro cuadrado, incluso menos, cabe la posibilidad de adquirir solares en la colonia Fin de Semana, junto a la autovía A-2 y frente al aeropuerto de Barajas, por los 136.000 euros que pide CaixaBank a través de su filial Servihabitat. Es el precio por una parcela de 162 metros cuadrados donde construir un unifamiliar adosado. Carabanchel y Vallecas son otros distritos de la capital donde el banco catalán dispone de solares. Uno de 80 metros en Puente de Vallecas se ha rebajado un 44%, hasta 218.070 metros, y otro en la calle de María Guerrero, en Carabanchel, con 260 metros edificables, se ofrece ahora por 397.000 euros, cuatro veces inferior a su precio de partida.

Los astronómicos costes con los que los bancos financiaron pesan como una losa

Con todo, los astronómicos costes con los que los bancos financiaron la compra de terrenos a mediados de la pasada década pesan como una losa. Hubo operaciones que hoy se antojan increíbles, pero que entonces se veían de lo más normal. Como esos 22,16 millones de euros que a finales de 2006 recibió el Ayuntamiento de Las Rozas por la venta de dos parcelas municipales en el nuevo barrio de El Cantizal, junto a la carretera de El Escorial. Un 20% por encima del precio de licitación.

Los dos solares, con una edificabilidad conjunta de 8.263 metros cuadrados (85 pisos), fueron adquiridos entonces, tras abonar casi 26 millones (una vez incluido el IVA), por la inmobiliaria Agofer. Siete meses después, en abril de 2007, pasaron a manos de Sando tras comprar, por 220 millones, la promotora presidida por Juan Antonio Gómez-Pintado, al frente ahora de Vía Célere.

Hoy, las parcelas figuran en el listado de suelos urbanos disponibles de Altamira, la filial inmobiliaria del Banco Santander, al no poder Sando acometer su desarrollo ni tampoco pagar el coste de su financiación. Como sucede con el resto de activos, Altamira no ofrece información pública alguna sobre su actual precio. Aunque, sin duda alguna, estará muy por debajo de esa repercusión de casi 2.700 euros por metro cuadrado, que obligaban a vender cada metro construido por encima de los 5.000 euros para liquidar las viviendas a precio de coste.

En ese listado de Altamira no solo figuran suelos residenciales. El retraimiento de la actividad económica también ha visto frenado el desarrollo de grandes proyectos de uso terciario, como el complejo empresarial Pegaso Park, promovido por el fondo holandés European Property Development Group sobre los terrenos de la antigua fábrica de Iveco-Pegaso, en la salida de Madrid por la A-2. Tres de estas parcelas, con una edificabilidad conjunta de 10.413 metros cuadrados, también están en venta.