El plan antisequía permite captar agua de ríos que estén bajo mínimos
El documento autoriza la utilización de hasta el 50% del caudal
La escasez de precipitaciones en Galicia desde la primavera de 2011 hasta bien entrado este año hizo que la Consellería de Medio Ambiente anunciase el pasado otoño la redacción de un plan contra la sequía. El documento preverá soluciones para el futuro más allá de las situaciones coyunturales, de ahí que su tramitación siga adelante pese a que Augas de Galicia acabe de confirmar que las lluvias de los últimos meses garantizan las reservas sin ninguna restricción hasta el año que viene. Los embalses, de hecho, ya están vaciando el agua que los rebosa.
El documento contra la sequía en la demarcación Galicia-Costa, la que es competencia de la Xunta e incluye todos los ríos que desembocan en el Atlántico entre el Eo y el Miño, está aún en su fase de tramitación ambiental. En ella apenas hay obligación de detallar superficialmente las medidas a tomar. Pero la que sí se conoce ya es la intención de la Xunta de, en situación de extrema sequía, no respetar los caudales ecológicos de los ríos y permitir que se pueda captar de ellos la mitad de su agua, sea cual sea su estado y su cantidad total.
La redacción de la Xunta de esa medida, que prima el abastecimiento a la población, es clara: “Siempre que no estén realizados los estudios específicos para cada tramo de río e implantado el régimen de caudales ecológicos, en caso de situaciones excepcionales de sequía, la Administración Hidráulica de Galicia podrá autorizar a no respetar los caudales mínimos ecológicos, debiendo dejar en el río como mínimo el 50% del caudal circulante, de cara a satisfacer las necesidades prioritarias de abastecimiento a la población”. Esta medida, indica la Xunta, se toma al amparo de la europea Directiva Marco del Agua y contemplará como excepciones las “zonas de Red Natura y de humedales del Convenio Ramsar”.
Derribar presas para salvar el mejillón y el topo de río
Hay dos ríos en la demarcación Galicia-Costa en los que la Xunta está volcando sus esfuerzos para tratar de recuperar sus valores ambientales. El caso del Umia tal vez sea el más conocido por el impacto que tiene la bacteria detectada en él sobre el agua de consumo humano. Pero no menos importantes son los esfuerzos en el Ulla, en este caso para recuperar su fauna y flora.
La Xunta y la Universidad de Santiago, de la mano de un proyecto europeo de apoyo a la biodiversidad, prevén invertir cuatro millones de euros para recuperar el Ulla y con él dos especies en peligro, el mejillón y el topo de río, símbolos en este caso de la salud fluvial. Para ello llevan ya tiempo realizando diversos estudios, que ahora se ampliarán con sendos análisis de los obstáculos que cortan el cauce del río para su eliminación y de los puntos de posible contaminación.
El estudio sobre los obstáculos en el río se desarrollará durante los próximos diez meses e incluye el análisis de una veintena, entre los que se encuentran las grandes presas del Ulla y de sus afluentes. La Xunta es consciente de la dificultad de derribar algunas de esas construcciones, con concesiones que se prolongarán aún varias décadas. Pero no renuncia a suprimir algunas de las pequeñas represas o al menos a paliar sus efectos con canales que faciliten la circulación de la fauna del río.
Entre el resto de medidas apenas avanzadas del plan contra la sequía, la Xunta establece cuatro niveles de gravedad, con sus correspondientes actuaciones y objetivos a cumplir: Normalidad, Prealerta, Alerta y Emergencia. El documento también clasifica cuatro tipos de demandas de consumo de agua para poder luego establecer restricciones en función de su importancia y del nivel de sequía: urbana, industrial, agraria y recreativa. Pero también recuerda que “muchas de las grandes industrias presentes en la Demarcación satisfacen su demanda desde la red del ayuntamiento, aumentando considerablemente el porcentaje de demanda urbana”.
Por otra parte, el documento resumen expuesto actualmente al público como parte de la tramitación ambiental del plan contra la sequía basa parte de su argumentación en el todavía no aprobado Plan Hidrológico de la demarcación de Galicia-Costa, en tramitación desde hace años. Pese a que ese documento aún está en elaboración, su contenido ya sirve a la Xunta para evaluar el posible impacto ambiental del plan contra la sequía. De él obtiene el “diagnóstico de la situación actual” de los ríos de Galicia-Costa.
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