La asamblea de Bancaja aprueba sus cuentas con votos en contra

La Asamblea General de Bancaja aprobó con 43 votos en contra, pertenecientes a los consejeros socialistas y a los representantes de los sindicatos, las cuentas correspondientes al ejercicio de 2011. La votación habría sido muy ajustada si se hubiera contabilizado los votos de los presentes, pero al realizarse sobre los consejeros acreditados resultó mucho más holgada para los intereses del consejo de administración que se había reunido antes de la asamblea.

El consejo mandató a Antonio Tirado para que, en representación del actual presidente de Bancaja, José María Mas Millet, para que interviniera en la asamblea del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) solicitando la retirada del punto del orden del día por el que se dan plenos poderes al FROB para actuar como mejor considere en BFA, aún en el supuesto de que la valoración de Bancaja en BFA fuera de cero euros. El motivo para esta decisión es que los consejeros de Bancaja no han tenido tiempo para estudiar la documentación. El consejo también se mostró partidario de coordinarse con el resto de las cajas que integran BFA para conseguir una mejor defensa de los intereses de todos. En esa línea, el consejo de administración acordó reservarse la posibilidad de acudir a los tribunales si la valoración inicial se modificara pasado el tiempo y no se adecuara a los intereses de la entidad valenciana.

Fuentes del PSPV lamentaron que los intereses de los ahorradores valencianos no vayan a ser defendidos en el consejo de administración del BFA y denunciaron la pasividad del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en la defensa de los intereses de los impositores de Bancaja, pese a representar la tercera parte del negocio de Bankia.

Una tasación realizada cara a la nacionalización del grupo que se dio a conocer en el consejo de la entidad reveló no solo que Bankia no vale nada, sino que tiene una valoración negativa de -13.6635 millones de euros. Un dato que se traduce en la nacionalización del 100% del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) e, indirectamente, del 45% de Bankia.

Tras el consejo de administración, Bancaja celebró su penúltima asamblea antes de proceder a su disolución y poner así fin a la historia más que centenaria de la caja valenciana. La mayoría de los asistentes aprobó las cuentas anuales, la gestión del consejo en 2011, el informe anual de remuneraciones de los altos cargos y los presupuestos de la Obra Social para 2012. La entidad presentó al cierre del ejercicio unos fondos propios de 173 millones de euros con una cuenta de resultados negativo de -557.000 euros. El presidente de Bancaja, José María Mas Millet, afirmó que el cierre del primer semestre de 2012 apunta a un beneficio aproximado de 1,4 millones. La Asamblea General también aprobó el presupuesto para este año que asciende a 28,3 millones.

En la Asamblea General los socialistas propusieron la realización de una auditoría a cargo de una empresa independiente y de reconocido prestigio porque no están de acuerdo con la firma que ha auditado las cuentas de Bancaja. Esa auditoría debería hacer una valoración de los activos de la Fundación, la Obra Social, inmuebles, obras de arte y restos de activos que pertenecen a Bancaja y no a Bankia. En la actualidad, según fuentes de la entidad, solo existe un balance que no está avalado por nadie.

Otra de las propuestas fue reclamar al exdirector general de Bancaja que renunciara a cualquier tipo de indemnización, destinando la cantidad que le pudiera corresponder a la Obra Social. Los consejeros no afines al PP exigieron saber si en la concesión de la indemnización a Aurelio Izquierdo se siguieron todos los pasos exigidos como la aprobación de la misma por el consejo de administración de la caja y la comisión de retribuciones.

El presidente de Bancaja aseguró que estudiaría las propuestas, algunas de las cuales podría hacer suyas. Mas Millet, sin embargo, evitó comprometerse.