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“Un kilo de balas, cinco euros”

Amnistía Internacional, Intermon Oxfam y Fundació per la Pau protestan en el Mercado Central de Valencia por el comercio de armas

Dos vecinos pasan junto al 'puesto' de venta de armas en Valencia.
Dos vecinos pasan junto al 'puesto' de venta de armas en Valencia.tania castro

"Un kilo de balas, cinco euros", gritaba el miércoles un tendero en el Mercado Central de Valencia. El puesto, colocado en una de las entradas, era parte de una protesta organizada por Amnistía Internacional, la Fundación per la Pau e Intermón Oxfam este miércoles contra la venta descontrolada de armamento.

Esta acción, que se ha llevado a cabo de forma simultánea en algunas ciudades españolas y mundiales, ha tratado de "sensibilizar sobre la desregulación que existe en torno a la venta de armamento", según ha apuntado Fernando Contreras, portavoz de la campaña contra el comercio irresponsable de armas de  Intermon Oxfam. "En mucho países  es más fácil comprar pistolas que plátanos", ha advertido.

Con motivo de la conferencia que tendrá lugar el próximo 2 de julio en Nueva York convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para adoptar un Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, estas asociaciones han presentado la necesidad, "desde hace años", de cuidar el sector. "Es un momento histórico, ya que la otra vez que se intentó regular la venta de armas en el mundo, ocurrió en la década de los 30 sin mucho éxito", según afirmó el director de Amnistía Internacional en España, Esteban Beltrán.

La conferencia supondrá la culminación de un trabajo iniciado hace 15 años por ONGs de todo el mundo pidiendo una regulación del comercio internacional de armas. "Con este tratado se quiere regular el envío de armas dónde exista un riesgo sustancial de violación de los derechos humanos", explicó Beltrán, "y que el comercio regule todas las armas, desde las más pequeñas a las más grandes e incluso las municiones. Que se regule todo el comercio, tanto las exportaciones, las importaciones, así como los intermediarios". "Con el tratado buscamos que el comercio de armas que provoca la muerte de 1.500 personas al día y que hace que el 60% de las violaciones de los derechos humanos tengan que ver con esto, se regule", añadió.

Marc, el joven que ofrecía sus productos a los visitantes del mercado valenciano, reconocía que "es una forma impactante de mostrar cómo muchos de los conflictos y muertes del tercer mundo se perpetran con material europeo". Lo decía mientras explicaba a una señora los distintos tipos de Kalashnikov que tenía: "Premium o Deluxe, señora", exclamaba, "y tienen más hierro que la fruta".

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