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Penaltis para un ascenso

El Lugo asciende a Segunda después de defender el 3-1 ante un Cádiz lanzado

Rafael Pineda
Los aficionados locales siguieron el partido en una pantalla gigante instalada en la plaza lucense de Augas Ferreas. / PEDRO AGRELO
Los aficionados locales siguieron el partido en una pantalla gigante instalada en la plaza lucense de Augas Ferreas. / PEDRO AGRELO

Cuando peor lo tenía, el Lugo puso el colofón a un gran año del fútbol gallego. La victoria en una emocionante tanda de penaltis le dio al ascenso a los de Quique Setién. El joven Manu lanzó a la perfección el penalti que le dio el ascenso al Lugo, que mostró entereza y también supo sufrir en un partido muy intenso. El equipo gallego defendió el 3-1 cosechado en la ida y fue mejor en el tramo final, con el Cádiz fundido, pero no pudo hacer un segundo gol que hubiera evitado la fatídica tanda, que esta vez benefició a los gallegos. El Cádiz lo intentó siempre, fue mejor a ratos, pero llegó demasiado cansado a los momentos decisivos, como se pudo comprobar en los penaltis.

“No soy Mourinho ni lo quiero parecer”, admitía Quique Setién, entrenador del Lugo, poco antes de que comenzara la batalla del Carranza, desviando cualquier tipo de presión hacia su persona después del cruce de declaraciones tras el 3-1 del choque de ida, en el que los andaluces se sintieron agraviados por la actuación arbitral. Confiado en aguantar el temporal, al menos en el inicio, Setién confió en los mismos que lograron el triunfo en la ida.

El Lugo, que no logra ganar fuera de casa en las últimas liguillas de ascenso que ha disputado, fue consciente del vendaval que le esperaba desde el minuto uno. Lo pasó mal el conjunto gallego ante un Cádiz desbordado, muy excitado, que hacía de cada disputa una auténtica guerra. A los dos minutos, un remate del defensa cadista Murillo a la salida de un saque de esquina estuvo a punto de ser gol. El Lugo se tambaleó, Quero recibió un codazo que le hizo daño y con la grada reclamando de forma enloquecida cada acción en el campo contrario se creó un ambiente que amedrentó a los de Setién. El Cádiz se comió al Lugo y a los 13 minutos un centro al área mal despejado por Aitor permitió a Ferreiro anotar el primer gol de los andaluces. Atenazado, el Lugo no hizo otra cosa que sufrir.

A los 15 minutos, Dioni lanzó al lateral de la red. El Cádiz era un auténtico vendaval y el Lugo no se enteraba de la película. Demasiado metido atrás, en ese cuarto de hora había concedido casi más ocasiones que en las anteriores eliminatorias, donde había logrado mantener su meta a cero frente al Eibar y al Atlético Baleares. Demasiado metido atrás, con un repliegue muy intensivo, apenas supo conservar el balón, administrarlo con serenidad e intentar llegar a la meta de Aulestia. Le tocó vivir un auténtico suplicio. El fútbol, que guarda siempre un as en la manga, fue benévolo con el Lugo. O más bien surgió la calidad de Isma, que se aprovechó de un error de Yuste para realizar una carrera prodigiosa en el centro del campo del Cádiz. Nadie detuvo a Isma, que dio un pase con duende a Monti. La definición del mediapunta fue perfecta.

Una acción de calidad cuando peor lo estaba pasando dio vida al Lugo, aunque daba la impresión de que quedaban muchas cosas por pasar en el Carranza. El Lugo se serenó, pero fue Escalona el que dio aún más tranquilidad con un par de intervenciones a disparos de Dioni y Ferreiro. El meta, espléndido, todavía le detuvo un penalti a Óscar Pérez. Una pena máxima clara sobre Góngora. Escalona adivinó la intención del asturiano, lo que se acabó traduciendo en un duro golpe anímico para el Cádiz. Irse con el 2-1 al vestuario hubiera revitalizado las opciones de los andaluces.

Todo volvió a enloquecer a los 40 segundos de la reanudación. Como si se tratara de un calco de la primera parte, el Cádiz arrasó al Lugo, hizo el 2-1 en un despiste de la defensa, que permitió dos toques de cabeza en el área pequeña, y estuvo muy cerca de igualar la eliminatoria en estos primeros compases de la segunda mitad. El Cádiz, a la desesperada, se volcaba sobre la meta de Escalona. Y pasó lo que tenía que pasar. A los 63 minutos llegó el 3-1. Temblaba el Lugo, arrasado por un Cádiz muy bravo que igualaba la eliminatoria. Curiosamente, José González hizo los tres cambios de golpe y el Cádiz acabó pagando el esfuerzo. El Lugo tuvo dos ocasiones clarísimas antes de que llegara la prórroga, mientras que el Cádiz se desangraba como consecuencia del enorme esfuerzo que tuvo que hacer para llegar al tiempo suplementario. Fue mejor el Lugo en el tramo final, con el Cádiz muerto, esperando que llegaran los penaltis para intentar pasar de ronda, como le ocurrió ante el Albacete.

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