La caja se resiste a eliminar su vieja estructura y convertirse en fundación

Esta vez a la maltrecha caja gallega le costó conseguir el quórum necesario para comenzar la asamblea anual. Quizá influyese el hecho de que los vocales no iban a cobrar los 250 euros de la dieta (una decisión impuesta por la Consellería de Facenda). Sin credibilidad por el escándalo de las indemnizaciones, con sus exdirectivos acosados por clientes irritados; con un plan de viabilidad apoyado en los hipotéticos dividendos que le reportaría su 6,7% de sus acciones en Novagalicia Banco (NGB); con un director de la obra social a punto de jubilarse (Guillermo Brea), la reunión del máximo órgano de gobierno de lo que queda de Novacaixagalicia solo congregó , y en segunda convocatoria, a 161 personas de los 320 vocales, justo los que hacen falta para aprobar los acuerdos.

Presidía Mauro Varela, que condujo el acto, con Julio Fernández Gayoso como copresidente, que no intervino en las tres horas que duró. En su balance trazó un futuro vinculado al de NGB, la entidad a la que traspasó su negocio financiero. “Debemos afrontar un sistema que combine la autofinanciación con los dividendos que pueda llegar a repartir”. Varela trazó el Plan Estratégico hasta 2016 con el objetivo reducir los gastos corrientes un 45% e invertir 180 millones de euros en los próximos cinco años. Pero no concretó de dónde saldrían. Nadie en la caja ignora el hecho de que, con la próxima inyección de dinero público en NGB, el 6,7% de acciones en poder de la caja puede quedar reducido a nada. Sin embargo, esa circunstancia no mereció ni una reflexión de la cúpula.

A cambio, el comunicado oficial dejó enigmáticas frases: “Se prescindirá de las obras sociales no alineadas y se revisará la capacidad instalada”. En el ámbito asistencial, Novacaixagalicia asegura que intentará llegar donde otras entidades no lo hacen echando mano de patrocinios. Los contenidos culturales se regirán por la “austeridad y la eficiencia”, dando prioridad a proyectos gallegos y a acciones que fomenten el empleo.

Había muchos vocales preparados para intervenir. “Lo que en tiempos de Caixa Galicia y Caixanova se habría visto como una deslealtad, ahora se convierte en una obligación”, mencionó un vocal a la salida. “Hoy nos encontramos en una situación muy complicada. Pero lo más asombroso, es que a estas alturas y con la que sigue cayendo, el personal responsable de los distintos estamentos que con su gestión, votación, o dejadez de funciones ha provocado que nos encontremos en esta situación, siga ocupando sus cargos. ¿A nadie le suena la palabra dignidad?”, interrogó la portavoz de UGT.

El informe de remuneraciones no se aprobó porque no estaba previsto

La caja vive fortísimas contradicciones. Tiene más vocales en la asamblea (320) que empleados (257). Está presidida por dos personas que superan hace tiempo el límite de edad establecido en la Ley de Órganos Rectores de las Cajas, pero que por argucias legales del protocolo de fusión tienen todavía por delante otro año y medio. No se ha transformado en fundación, como estaba previsto, ni parece que vaya a hacerlo en el corto plazo. La Consellería de Facenda asegura que no hace falta ninguna modificación legislativa para ello, que solo debe partir de la iniciativa de Novacaixagalicia, pero nada de eso figuraba en el orden del día.

Tampoco se aprobó el informe de remuneraciones del consejo correspondiente a 2011 (836.000 euros en dietas) porque no estaba en el orden del día. Ante este panorama, UGT y Comisiones pidieron la dimisión de todos los miembros de los órganos de gobierno. Y llamaron la atención sobre errores en las cuentas anuales (que fueron aprobadas), por cantidades referidas a un mismo concepto con cantidades distintas según la página. Atacaron los acuerdos con algunos ejecutivos que recibirán retribuciones “en el momento que interrumpan su vinculación con la caja”, según la documentación oficial. “El importe de dichas retribuciones se cargará al Fondo de la Obra Social, cuando se tome la decisión de rescindir las relaciones con la persona afectada y así se le comunique”. Ante eso, UGT lanzó la siguiente advertencia: “La caja no podría soportar otras indemnizaciones millonarias, esperemos que no sea el caso”. Los representantes de CIG ni aparecieron. “No vamos a seguir avalando el chiringuito, es todo un teatro”, manifestó Clodomiro Monero.

Por la mañana, en el Parlamento, la comisión que intentaba aclarar si habrá o no una investigación sobre la fusión gallega fue una especie de regreso al pasado. Volvieron a la Cámara los mismos argumentos que podrían haberse escuchado hace un año o dos. “Apostamos por la autonomía del proyecto. Llevamos trabajando tres años para tener una entidad gallega, solvente y eficiente que defienda el interés de Galicia”. Manuel Galdo, director general de Política Financiera y Tesoro, repitió el guión de otras ocasiones ignorando las enormes necesidades de capital que sigue necesitando Novagalicia Banco. “Cuando el proyecto esté consolidado se realizarán todas las investigaciones precisas”. Pero ahora, “en medio de la tormenta”, no es el momento.

Desde la oposición, Carlos Aymerich (BNG) le recordó que ya se han inyectado 3.627 millones de fondos públicos, que se han destruido 2.000 puestos de trabajo y que Novagalicia sigue necesitando “entre 4.500 millones y 10.000, el equivalente al presupuesto de un año en la Xunta de Galicia”. Pero cualquier cifra, por desmesurada que parezca, sigue siendo insuficiente para que el PP acceda a pedir ahora una comisión de investigación.