La ficción más real de Barbate
Unos 800 parados se apuntan a un ‘casting’ para grabar una serie de televisión
Todo sucede en Barbate. Francisco Chamorro tiene que irse de su pueblo y emigrar a Francia. Jonathan Anillo ha estrellado el coche de su hermana tras una noche de marcha. Macarena Souza decide confesar que ha pasado la noche con el hombre con el que se va a casar su mejor amiga en dos semanas. Todo sucede en Barbate, aunque es una ficción. Las situaciones forman parte de las pruebas para seleccionar entre 800 vecinos de esta localidad gaditana, marcada por la crisis y el desempleo, a una veintena de actores para Bienvenidos a Barbate, una serie de televisión que recreará los problemas del municipio pero exponiendo sus enormes posibilidades.
La serie es ahora mismo un proyecto embrionario de Isla Producciones, autora de La pecera de Eva, de Tele 5. “Queremos exponer la vida de un pueblo marinero como este, con sus gentes, con sus calles, con sus cosas diarias”, explica Rafael García, uno de los responsables de la productora.
“Hemos elegido a Barbate como ejemplo de la situación económica que se sufre ahora mismo pero también porque queremos explicar que hay soluciones, que es un pueblo con muchas posibilidades y, aunque nosotros las conozcamos, otros muchos no las conocen y hay que divulgarlas”, añade. La serie busca en el realismo el enganche definitivo. Y por eso rastrea en Barbate los actores e historias que garantizarán una forma y un fondo atractivos.
En la Casa de la Juventud de Barbate hay colgados seis folios con los nombres y apellidos de los 800 barbateños que se han apuntado a este sueño para convertirse en estrella de la actuación. Entre ellos, Francisco Chamorro, de 35 años. Informático de formación, carpintero, pescador y buscavidas de profesión, piensa en la televisión como otra forma más de ganarse la vida. “¿Por qué no? Aquí no hay trabajo. Y es una oportunidad para mí y para Barbate, para que se cree empleo y salgamos adelante”, asegura. En el casting lo ha tenido fácil: su nombre, su apellido y su edad, e interpretar una pequeña escena que le era bastante familiar. El papel de un hombre a punto de emigrar a Francia que tiene que anunciar su partida a la familia. “A mí me pasó igual. Tuve que irme a Madrid y decírselo a mi hermana. Así que esto ya lo he vivido”.
Isla Producciones quiere retratar a un pueblo marcado por el desempleo
Francisco Chamorro ha pasado la prueba con solvencia. No se ha callado, ha respondido todas las réplicas y ha forzado algo de dramatismo, tras el consejo de los responsables del casting. A Macarena Souza, de 29 años, administrativa de profesión, le ha tocado contarle a su mejor amiga que su prometido le ha puesto los cuernos. Y que la otra es ella. “Él no te quiere. A mí tampoco, pero a ti menos”, improvisa. “¿Cómo me has podido hacer esto?”, le replican. “Yo no he hecho nada. A mí me embaucó tu novio”. Dice Rafael García, de la productora, que los barbateños destacan por su desparpajo. Otro aliciente para grabar la serie en este pueblo gaditano.
El siguiente en entrar es Jonathan Anillo, de 23 años, look surfero, gorra y una mezcla de descaro y vergüenza ante las cámaras. A él le toca contarle a su hermana ficticia que esa noche le ha estrellado su coche. “Me bebí dos botellas, hermana”, termina admitiendo. Anillo puede presumir de experiencia. Ya salió en otra película rodada en Barbate, Atún y chocolate, de Pablo Carbonell. “Llevaba cajas de pescado”, recuerda. Y tiene representante: su madre. “Es ella la que me apuntó a la prueba”, afirma. Como Macarena y Francisco, Jonathan no tiene trabajo y la tele es ese tren al que subirse en un pueblo sin vía ferroviaria.
Todas las situaciones que se recrean en el casting se adaptan al perfil del que se presenta. Hay apuntados niños de siete años y ancianos de 96. La idea de la productora es elegir este sábado a los mejores, elaborar un teaser, un vídeo que resumirá las pruebas y el espíritu del proyecto, y, a partir de ahí, conseguir una cadena o un patrocinador que saque adelante la idea. Y que todo, aunque sea ficción, suceda en Barbate. Para hablar de sus problemas, de sus gentes y de su realidad.
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