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Piscina y ‘gin-tonic’ de pepino

Ostras de calidad a buen precio y teatros son parte de la ruta de la actriz Representa 'La escuela de la desobediencia’ en el Círculo de Bellas Artes hasta el 15 de julio

María Adánez en la terraza del Hotel Óscar.
María Adánez en la terraza del Hotel Óscar. LUIS SEVILLANO

1. Diurno. Llevo viviendo en Chueca diez años y cada dos por tres estoy metido en este multiespacio maravilloso. Empezó como un vídeo club con películas alternativas que no se encontraban en otro sitio y ha ido creciendo hasta el punto que hacen comida macrobiótica, zumos naturales… y han incorporado Internet. Lugar precioso y de los más punteros del barrio. (San Marcos, 37)

 2. Museo del Romanticismo. Fue la primera escapada que hice del colegio y lo recuerdo porque es un día que no dimos clase. Me impresionó muchísimo. Es una preciosidad y donde me gusta refugiarme porque es como un parón en el tiempo. Hace poco han abierto una cafetería altamente recomendable. (San Mateo, 13)

3. Bar Hotel de Las Letras. Cuando acabé la serie de Maitena, a lo largo de un año quedábamos todos los actores para tomarnos un gin tonic. El mejor, el de Hendrix con pepino. Hace poco han unido lo que era la tienda de Adolfo Domínguez ampliando el espacio y ha quedado impresionante, muy apetecible y donde todo lo que te dan está buenísimo. (Gran Vía, 11)

4. La Paloma. Un bar a la altura del Teatro La Latina donde dan las mejores ostras, gambas a la plancha y nécoras de Madrid. Me lo descubrió mi madre y los domingos, después de visitar el Rastro, es visita obligada. Y el precio es muy económico para el buenísimo género que tienen. (Toledo, 85)

La llamada de Miguel Bosé

Aunque María Adánez (Madrid, 1976) debutó en los escenarios con seis años, decidió su carrera cuando le llamó Miguel Bosé con 18. Desde entonces no ha parado, cine, teatro, televisión... Entre sus obras, ‘El príncipe y la corista’ o ‘Salomé’.

5. El Capricho. Vives en tu ciudad y desconoces lugares. Este parque lo descubrí hace un año, gracias al director de La escuela de la desobediencia, Luis Luque, que íbamos allí cuando preparábamos los personajes. Me quedé alucinada. No tenía ni idea que había ahí un lugar tan maravilloso. Me gustó tanto que llevé a mi chico, medio vasco medio inglés, porque parece que ahí estás en Londres. (Alameda de Osuna)

6. Terraza del Hotel Óscar. Tiene unas vistas impresionantes de Madrid. Y es muy curioso porque tienen una pequeña piscina y en verano, cuando estoy encerrada preparando algún trabajo, es mi piscina. También se puede comer, cenar o tomar algo. Está muy bien gestionado por Kike Sarasola. (Vázquez de Mella, 11)

7. La Vaca Verónica. Es el restaurante que más veces he ido en mi vida. Lo descubrí con veintipocos años, porque durante una época viví en el Barrio de Las Letras. A su maravillosa dueña, Cati, le encanta el teatro y es mi fan número uno. Carta reducida, pero riquísima: pasta fresca con carabineros, ensaladas... una especie de bristó francés. (Moratín, 38)

8. Teatro de Bellas Artes. Ahí debuté con seis años en Casa de muñecas: me acuerdo de muchas cosas, de caerme un día en una actuación o como era de época y me ponían rulos en la cabeza un día se me quedaron pegados y para disimular me tuvieron que poner un lazo. Y me acuerdo mucho de mi padre, que me traía a los camerinos.

9. Ambigú del Teatro Español. Es lo más grande de este teatro. Además de ser una joya, cuando estábamos con la función Beaumarchais, de Flotats, nos quedábamos aquí los 36 actores y nos podían dar las mil. Es de los pocos ambigús que quedan.

10. Terraza del Ayuntamiento. Es una pasada y se ve hasta la Sierra de Madrid. Y el restaurante será uno de esos sitios que pisaré mucho este veranito. Es otra forma de salir de la ciudad.

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