Los padres de bebés sedados relatan su angustia al tribunal

Los testimonios de los padres de 11 bebés real o aparentemente intoxicados por ingestión de trankimazin—en algún caso no pudo establecerse esa relación con sus síntomas— llenaron la segunda jornada del juicio contra N.V.G., la cuidadora de la guardería La Camelia de Vigo acusada de sedarlos y para la que la fiscalía pide por ese motivo 14 años de prisión por un delito contra la salud pública y otros cinco de lesiones. Los síntomas de intoxicación de los pequeños afloraron en fechas coincidentes con la contratación de la cuidadora, que empezó a trabajar en La Camelia el 22 de febrero de 2009, aunque la alarma estalla el 12 de marzo siguiente.

Algunos de los padres no pudieron contener ante el tribunal su emoción al recordar los momentos de incertidumbre y angustia que pasaron, con los pequeños desfallecidos, sin apenas tono muscular, incapaces de sostener sus cuerpos, idos. El denominador común es que todos, singularmente los más inquietos, empezaron a dormir más de lo habitual, circunstancia que en algunos casos la propia cuidadora anotaba a los padres en su libreta de incidencias del día.

Pero en la guardería nadie les informaba al recogerlos y tampoco los pediatras a los que acudieron algunos asociaron los síntomas con la ingesta de tranquilizantes, sino con dolencias propias como otitis, exceso de mucosidades o la dentición.

El 12 de marzo, viernes, en el Hospital Xeral, después de algunos merodeos en el diagnóstico, se comprobó la intoxicación por benzodiacepinas —principio activo del trankimazin— de unos y el resto encontró explicaciones, aunque las analíticas no confirmaran la intoxicación. Alexia —gemela inquieta de la tranquila Zoe, que no tuvo síntomas—, llegó a ponerse azul, recordó su padre, y estuvo cuatro días en la UCI; a Martín, buscando la causa de su estado, le hicieron una punción lumbar... Otro caso, también con vómitos y convulsiones, se asoció a un episodio anterior. Ningún padre llegó a hablar directamente con N.V.G.