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El ‘biciturismo’ va a más

Barcelona tiene una veintena de empresas de alquiler de bicicletas.

Blanca Cia
Unos turistas pasean por Barcelona sobre un 'bicibar'.
Unos turistas pasean por Barcelona sobre un 'bicibar'.ALBERTO ALONSO

El curioso bicibar es una muestra del tirón que tiene el binomio turismo y bicicleta en la ciudad. Barcelona tiene una flota de 2.300 bicicletas que en tours organizados o por libre utilizan miles de turistas, especialmente en el centro histórico —Gòtic, Casc Antic, Rambla— la Sagrada Familia, Casa Batlló y Pedrera y todo el frente marítimo. Hasta hace pocos años, había una decena de empresas que organizaban ciclotours,ahora ya son más de 20. Muchas de ellas son estacionales y abren el negocio cuando llega la primavera y cierran con la temporada.

Bicicletas rojas, naranjas, verdes, negras que son alquiladas a turistas que suelen hacen recorridos de unas tres horas de duración. Pueden ir con guía o no. “Cuando van con guía la corrección en el uso de la bicicleta es más seguro que cuando van por libre. Normalmente, evitamos las calles más concurridas del centro y si hay peatones bajan y van a pie. Y en las paradas para las explicaciones en los lugares de interés se hace con cuidado de no obstaculizar el paso a los peatones”, explica Esther Boada, la presidenta de la asociación Bicitours de Barcelona y que está al frente de Un cotxe Menys, una de las empresas más veteranas en el negocio del alquiler de flotas y organización de paseos por la ciudad. “Nosotros abrimos en 1995, cuando por no haber, no había apenas carriles bici”, apunta. Boada representa a la asociación en la comisión cívica de la bicicleta, que sienta al sector de la bici con los técnicos municipales. Y por eso le sorprendió una carta que recibieron las empresas de los ciclotours del Ayuntamiento en tono conminatorio. El Consistorio ha decidido aplicar la mano dura cuando descubra a grupos de turistas que circulan mal o se paran frente a los lugares de interés monopolizando el espacio público. Las aceras del paseo de Gràcia frente a la Pedrera y los alrededores de la Sagrada Familia son los ejemplos más recurrentes de estos comportamientos, junto con las callecitas del barrio Gòtic.

“Una cosa es advertir a los que van mal y otra multar sin motivo como ya ha pasado en dos ocasiones”, se queja Boada. Se refiere a dos multas que impuso la Guardia Urbana a dos grupos de ciclotours el pasado jueves. Uno estaba en la plaza de Sant Jaume, todavía sin salir, de pie y con las bicicletas al lado y el segundo fue sancionado cuando circulaba por la calzada de La Rambla. “Les dijeron que les multaban porque se habían prohibido los ciclotours y les obligaron a regresar a los locales caminando con las bicis”, añade Boada. Las multas fueron retiradas horas después por la protesta de las empresas afectadas. Un portavoz municipal, sin embargo, negó esta versión. “Las multas fueron retiradas de oficio porque se produjo un error”, dijo.

A los turistas que van por libre en bici, las empresas les facilitan un plano de la ciudad y les explican las normas básicas de la ordenanza. Luego la cosa va como va. La ausencia de señales y recorridos para bicicletas —más allá de los carriles bici— también contribuye a la confusión del biciturista. Si la súbita desaparición de un carril bici en la boca de un metro desconcierta a cualquiera, todavía más al foráneo. Y algunas de las aglomeraciones más frecuentes en los pasos de peatón —no hay para bicis— en el Moll de la Fusta con Joan de Borbó se podrían evitar ampliando los pasos.

Ni el Ayuntamiento ni el Puerto —es zona de responsabilidad compartida— resuelven el problema. “El estado de la infraestructura no es bueno para los ciclistas urbanos y puede generar más problemas con los turistas”, sostiene Txell Hernández, del Bicicleta Club Cataluña (Bacc).

A los 100.000 usuarios de la bicicleta a diario en la ciudad —entre el Bicing y los privados— y el parque de 2.300 unidades de los ciclotours, se sumará a partir de junio otra flota de bicicletas eléctricas que se distribuirán por los hoteles de la ciudad.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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