Estreno mate
Marlango estrenó su nuevo disco en un concierto exitoso aunque no triunfal que dejó algunas preguntas en el aire
Los primeros conciertos tienen siempre algo de arriesgado. El músico se encuentra con nuevas situaciones, nuevas composiciones y vuelve a recolocarse en ese lugar que le puede encumbrar: el escenario. Si a ello se añade, como ocurrió en la noche del viernes con Marlango, un cambio de rumbo en las nuevas piezas, en el caso del grupo de Leonor Watling la incorporación del castellano en las letras, el riesgo aumenta. Con todos esos riesgos a sus espaldas Marlango estrenó su nuevo disco, Un día extraordinario en un concierto exitoso aunque no triunfal que dejó algunas preguntas en el aire. La noche, agradable, distó de aquellas que el tiempo no borra.
Apostando fuerte por el nuevo material, la banda abrió con tres de sus nuevas piezas: Exquisita, Bocas prestada y Un día sin tí, piezas amables que en directo fueron defendidas por Leonor con demasiado ímpetu vocal, un problema que luego se reiteraría en buena parte del recital. La cobertura instrumental -dos guitarras, trompeta, teclados, sección rítmica- funcionó sin aspavientos, pero quizás sin conseguir redondear la ambientación sonora propia de las grabaciones. Con las primeras canciones en inglés, Madnnes y Hold me tight, Marlango volvió a sus registros más tradicionales, de los que se apartó para a lo largo de todo el concierto ofrecer casi todo su nuevo álbum, una efectiva colección de canciones con el jazz como lejano imaginario y la belleza melódica como camino.
Pero el concierto apenas en ninguna ocasión brilló. Leonor encajó su voz en los temas con excesiva brusquedad, en un tono muy alto que parecía alejarse de la elegancia que las composiciones solicitan. Que tiene una voz bonita es tan indudable como que el viernes por la noche ésta sonó excesiva, sin sutilezas, sin domar. El otro lastre del concierto fueron las versiones, apropiaciones muy sui generis de canciones tan iconográficas como entre otras, Vete de Los Amaya o El sitio de mi recreo de Antonio Vega, puestas en escena con reformulaciones poco menos que audaces. Las intervenciones entre tema y tema de Alejandro Pelayo, motor del grupo junto a Leonor, realizadas en tono escolar de músico asombrado por su propio éxito, tampoco ayudaron a que la noche resultase vibrante.
Marlango
MARLANGO
Palau de la Música
11 Mayo 2.012
Con las aguas así de revueltas, el concierto funcionó sin alharacas y el público no se sumó a él manifestando pasión, sino más bien una identificación calma que ladeó la reiteración de esos momentos de entrega que suelen acompañar un estreno. No fue una noche perfecta, fue una noche más. Aunque fuera la primera.
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