Cae el clan de los Fernández-Fernández

Final para uno de los clanes más importantes en la venta de droga de la Cañada Real. El Grupo de Policía Judicial de la comisaría de Villa de Vallecas ha desarticulado a un nutrido grupo de personas dedicadas a la venta de droga a pequeña y media escala que eran todas integrantes de una misma familia. Los agentes tuvieron que derribar un muro para poder acceder a la vivienda, que la habían convertido en un búnker para evitar la entrada de los investigadores, según ha informado esta mañana la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y el jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso Fernández Díez.

Los agentes inspeccionaron la zona a raíz de las informaciones recibidas desde el pasado mes de diciembre. Comprobaron que en una parcela de la Cañada Real, situada junto a la autovía de Valencia (A-3), había un trasiego continuo de personas. Supuestamente iban a comprar de forma regular sus dosis de estupefacientes. Las pesquisas revelaron que se trataba del clan de los Fernández-Fernández, cuya ilícita actividad era controlada por los patriarcas del clan que residían en la parcela situada enfrente.

Tras conseguir el preceptivo mandamiento judicial, los agentes hicieron la entrada y registro en las dos parcelas. Eso sí, montaron un amplio dispositivo policial dada la peligrosidad de la zona y de los integrantes del clan. En la misma participaron hasta agentes de la Unidad de Intervención Policial de Madrid (UIP), más conocidos por antidisturbios.

Los agentes, que entraron a primera hora de la mañana, tuvieron que tirar abajo un gran portón a la entrada de las parcelas así como puertas interiores de las viviendas edificadas en el interior. Los accesos estaban blindados y reforzados para evitar la acción policial. En un caso fue necesario derribar un muro ante la imposibilidad de derribar la puerta. Algunos de los integrantes del clan opusieron gran resistencia a la detención. Algunos incluso se escondieron e intentaron agredir con armas blancas a los policías.

La policía intervino 300 gramos estupefaciente, nueve armas de fuego, unos 60.000 euros en efectivo, cinco vehículos de alta gama, joyas y monedas de oro y plata, junto con numerosos utensilios para la manipulación y distribución de droga. En la operación también participaron los guías caninos.