Mujeres perseguidas
Una exposición recorre los procesos por brujería en toda Europa El Museo de la Medicina muestra también exvotos y amuletos
¿Por qué los casos de brujería se concentraron en la franja septentrional de la península ibérica? El profesor de Historia de la Medicina de la UPV Anton Erkoreka encuentra la respuesta en la Naturaleza: “las plantas de efectos alucinógenos con las que embadurnaban sus cuerpos crecen en zonas de clima húmedo”. Las supersticiones, la ignorancia y los prejuicios contra pobres y marginados hicieron el resto para que durante casi tres siglos se persiguiera a las brujas, mujeres en su mayoría, a las que se les atribuía la capacidad de volar, provocar males y enfermedades, organizar orgías y tener contactos con el mismísimo diablo. En toda Europa se desarrollaron entre los siglos XV y XVIII unos 100.000 procesos por brujería, en los que se condenó a unas 50.000 personas a la hoguera. La exposición Brujería e Inquisición muestra en el Museo Vasco de la Historia de la Medicina, en la biblioteca del campus de la UPV en Leioa, una veintena de paneles que se acercan a la brujería en Europa. Es un resumen de los trabajos de investigación del profesor danés Gustav Henningsen, experto en las actividades de la Inquisición.
La muestra sobre la brujería se completa con sendas colecciones de exvotos y amuletos. Los exvotos, figuras que se entregan como ofrenda de agradecimiento por la curación de dolencias, están en retroceso, pero los amuletos, una creencia superviviente del mundo de la brujería, mantienen su vigencia. En las vitrinas se pueden ver desde higas talladas en azabache y figuras chinas de tela, a estampas de san Felicísimo.
La muestra se basa en las investigaciones del danés Gustav Henningsen
Las acusaciones por brujería surgieron a finales del siglo XV. En la Edad Media las mujeres que practicaban sortilegios o elaboraban pócimas sufrían acusaciones de brujería, pero no eran perseguidas por los poderes eclesiásticos. El libro Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas), escrito por dos clérigos alemanes, ordenó las creencias y supersticiones relacionadas con la brujería y desencadenó la persecución contra los acusados de brujería.
La exposición revela que los países protestantes fueron especialmente crueles con los perseguidos. Erkoreka, director del Museo Vasco de la Medicina, recuerda que en Alemania fueron quemadas unas 25.000 personas mientras que en España esta cifra osciló entre 300 y 500. Entre los inquisidores españoles Erkoreka destaca la figura de Alonso de Salazar Frías, que se ganó el sobrenombre de “defensor de las brujas” al sostener que las acusaciones por transformarse en animales, volar o participar en aquelarres eran fruto de las alucinaciones y las fantasías de las acusadas. “Su actuación salvó a miles de mujeres de la hoguera en España a partir de las primeras décadas del siglo XVII, mientras en otros países de Europa y América se siguió quemando brujas hasta el siglo XVIII”, recuerda.
50.000 personas fueron condenadas a la hoguera del siglo XV al XVIII
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