La memoria, protagonista de la apertura del Play-Doc
Arranca la octava edición del Festival Internacional de Documentales Play-Doc de Tui, que se celebra desde hoy y hasta el próximo domingo
Los cuadernos de notas que Ross McElwee (Charlotte, Carolina del Norte, 1947) convierte en metraje y la memoria íntima y colectiva de la emigración gallega rescatada por Xurxo Chirro (A Guarda, 1973) estrenan la octava edición del Festival Internacional de Documentales Play-Doc de Tui, que se celebra desde hoy y hasta el próximo domingo. La presencia de Artavazd Pelechian (Gyumri, 1938) cuyas películas se pasarán el viernes y el domingo, es uno de los grandes atractivos de la cita. El realizador armenio dará una charla el sábado (17.30 horas) abierta al público.
La proyección (20.30 horas) de Photographic Memory (2011), abre un ciclo dedicado a la filmografía de McElwee que contiene siete de sus títulos más representativos, los que han situado a este académico del cine y profesor Harvard entre los cineastas renovadores del documentalismo, en virtud de su punto de vista personal en el fondo como en la forma. En la selección destacan dos películas con galardones de prestigio, Sherman’s March (1986, Gran Premio del Jurado de Sundance) y Bright Leaves (2003, Spirit Awards).
La segunda propuesta de la jornada (22.30 horas) forma parte de la sección oficial. Vikingland (2011) es uno de los cinco documentales a concurso, entre otras cintas llegadas de Europa y Argentina. El primer largometraje de Xurxo Chirro rescata las grabaciones del marinero guardés Luís Lomba, O Haia, embarcado con el padre del director en un transbordador, Vikingland, que cubría la línea entre el puerto danés de Romo y la isla alemana de Sylt, en el Mar del Norte. El hallazgo inesperado de cuatro cintas de VHS en su casa, regalo de Lomba a sus compañeros de navegación, no solo supuso el encuentro con “un gran material para trabajar”, sino también una manera de “llenar las lagunas de las constantes ausencias de mi padre”.
Con su cámara de Hi8, entre octubre de 1993 y marzo de 1994, Lomba registró los trabajos cotidianos, a sus colegas y la inmensidad del paisaje helado, de ahí que Chirro, cuya autoría figura en los créditos como “idea y manipulación”, haya estructurado las secuencias en dos partes para construir una película. “En la primera las imágenes van al espectador, que recibe la información y empatiza con el protagonista, sigue su diario, su humor y sus performances; en la segunda son contemplativas, reflejan el cansancio y las ganas de volver a casa”.
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