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La oda de Arenas al ladrillo

El candidato apuesta por crear empleo con la construcción y el urbanismo

Javier Arenas, junto a Catalina García, cabeza de lista del Partido Popular por Jaén, ayer en Bailén.
Javier Arenas, junto a Catalina García, cabeza de lista del Partido Popular por Jaén, ayer en Bailén.José Manuel Pedrosa (EFE)

Javier Arenas no se anduvo con rodeos y se fue ayer a hablar de revitalización de la economía a una fábrica de ladrillos en Bailén (Jaén), más que una metáfora, todo un símbolo de cómo y dónde piensa el PP que es preciso apoyarse para abandonar la crisis. Muchas veces ha repetido el candidato la expresión de la “milonga de la economía sostenible” y ha proclamado el viraje radical de la política urbanística. También ha criticado los excesos de los planes conservacionistas de la Junta y lo trasnochado que le resulta resistirse a una carretera entre Cádiz y Huelva.

Pero avanzó unos cuantos cuerpos. Queda solo una semana para la cita con las urnas. Del Gobierno de Mariano Rajoy llegan mensajes insistentes de sacrificios, de tiempos duros, de travesías oscuras. En Andalucía la famosa “herencia terrible”, socorrida guarida del lobo de las inconcreciones, no augura un panorama mejor: el mismo Arenas ha avisado ya de que habrá de recortar al menos 1.000 millones de euros este año para cumplir el déficit. Por eso le urge alumbrar el “horizontes de futuro” que tanto invoca con algo de luz, con algo cierto. Y ese algo es el ladrillo puro y duro, al que compuso ayer una auténtica oda “sin complejos”, como le gusta decir.

Los teloneros subieron en Linares la temperatura varios grados

Aprovechó para emprenderla con el PSOE —al que siempre se refiere como “nuestros adversarios” u “otras formaciones” para no darles protagonismo, sostiene—, que quiso cambiar el modelo productivo y “demonizar” al ladrillo. Como ilustración de lo que ha sido la política socialista, trajo a colación unas palabras del anterior presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. “Dijo que menos ladrillos y más ordenadores, lo que ha significado en el fondo la ruina de la economía de Bailén”. La receta de Arenas es esta: “Andalucía necesita ordenadores, pero también más ladrillos”. Luego insistió en que uno de los puntales de la recuperación económica es convertir a la comunidad en la zona residencial preferente de la Unión Europea, porque en la construcción del litoral está también la oportunidad de miles de empleos en el interior fabricando ladrillos.

Después del aguacero que le cayó el jueves con el copago sanitario y la reanimación del caso Gürtel, Javier Arenas sacó su perfil más afilado para achicar el agua que estos asuntos habían dejado esparcida por el suelo. Y eso que prácticamente se lo tiene prohibido para huir de la imagen de crispación y no dar vidilla a José Antonio Griñán, al que ya tampoco llama por su nombre. “Los actuales gobernantes han dejado la sanidad andaluza quebrada”, espetó, en respuesta a la denuncia del PSOE sobre la presunta intención de instaurar la tasa por receta de su partido. Y de corrido le salió el argumentario completo de ataque sin eufemismos y rodeos de ninguna clase: “Los abusos, los ERE y el paro de los 30 años del poder socialista”.

En Linares, la localidad jiennense de la fallida empresa de automoción Santana, la temperatura subió varios grados con teloneros que gritaron la “sinvergonzonería”, la “vergüenza”, el “escándalo” y el “sectarismo” del PSOE. Cuando le tocó el turno, el candidato entró a templar, si bien las continuas interrupciones — “son unos ladrones”— se lo pusieron difícil. Hizo furor al proponer que el despilfarro de los “malos gobernantes” tenga consecuencias judiciales, y recibió murmullos cuando dijo que el PSOE no era el enemigo sino el adversario.

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