El presidente siembra dudas sobre la fecha el AVE tras ver a Rajoy
Será el presidente del Gobierno quien anuncie la fecha definitiva y “cierta”
Alberto Núñez Feijóo acudió a La Moncloa con la firme intención, como todos los barones autonómicos, de arrancar al presidente del Gobierno algún compromiso concreto para los asuntos más relevantes de su agenda política. Además de una clara sintonía personal, Feijóo contaba con el respaldo de hablar con el primer presidente gallego de la etapa democrática. Sin embargo, además de buenas palabras, el presidente de la Xunta logró poco más. Aunque él se molestó cuando una pregunta de la prensa le planteaba precisamente eso, que no había compromisos claros, solo pudo vender promesas muy a futuro del presidente para interesarse por asuntos concretos.
Una de las cuestiones más relevantes encima de la mesa es el AVE a Galicia. Promesa estrella, de momento incumplida, de distintos gobiernos, primero del PP y luego del PSOE, y batalla clave de todos los presidentes de la Xunta, su finalización no ha dejado de retrasarse una y otra vez.
Feijóo presumió ayer de haber logrado que el presidente del Gobierno se implique directamente en el asunto. Tanto que, según anunció el presidente de la Xunta —como es habitual en el nuevo Ejecutivo, nadie compareció para ofrecer con micrófonos la versión de La Moncloa—, será Rajoy quien dé a conocer la fecha en la que estará terminado. Pero no dijo ni cuándo la anunciará, ni por supuesto cuál sera esa nueva fecha.
Feijóo valoró especialmente que esta decisión de anunciarla él mismo implica que el presidedente se comprometerá personalmente con el AVE a Galicia. Es más, aseguró que Rajoy le había dicho que ya está trabajando con el Ministerio de Fomento, dirigido por otra gallega, Ana Pastor, muy amiga de Rajoy y muy distanciada de Feijóo, para facilitar próximamente a la comunidad autónoma esa “fecha cierta” para la llegada de la alta velocidad.
Además de buenas palabras, apenas hubo compromisos concretos
Lo que parece intuirse es que no será 2018. Esta era la fecha que, después de varios retrasos, había fijado Feijóo. El presidente gallego había contemplado hasta ahora ese año como el definitivo. Pero después de ver a Rajoy, su tono se matizó mucho. Dijo que le había explicado al presidente cuál es la posición de la Xunta, esto es, que el tren debe estar concluido en 2018. Apuntó que su Gobierno entiende que es “técnicamente razonable y posible” llegar a ese año. Pero añadió algo que hasta ahora no había planteado y que sonaba a excusa para olvidar esa fecha. “Admitimos que es, desde el punto de vista financiero, una fecha ambiciosa”.
Esto es, en otras palabras, con la situación de las arcas del Estado, con un recorte previsto de casi 60.000 millones de euros en dos años, que precisamente se va a centrar mucho en la inversión pública en infraestructuras, Feijóo vino a reconocer que es muy difícil que Rajoy asuma esa fecha.
"Lo que me ha dicho es que quiere dar una fecha cierta. Por eso está hablando con el Ministerio de Fomento sobre los escenarios financieros de los próximos años y así poder dar una fecha cierta. Y la va a dar él. A él le corresponde la última palabra", ha explicado. Cuando se le preguntó si admitía que el 2018 quedaba descartado, evitó contestar directamente y señaló: “¿Usted me vio nervioso con el asunto del AVE? Yo me voy muy contento y muy tranquilo en este asunto”.
En otras cuestiones de agenda claves para Galicia, como el problema de los astilleros, Feijóo arrancó también poco más que buenas palabras. Señaló que el Gobierno ya está trabajando para resolver el problema de Navantia y lograr que
las instalaciones en Ferrol y Fene consigan carga de trabajo. Se intentará homologar en la UE el sistema fiscal tax lease, explicó.
Rajoy, según Feijóo, también apoya el proceso abierto por los directivos de Novagalicia Banco para conseguir “fondos de inversión adecuados” y lograr así la capitalización completa de este banco intervenido.
Parador de Muxía, sí o sí
Mariano Rajoy era el vicepresidente de aquel Gobierno que en 2003 después de gestionar la catástrofe del Prestige y con las playas aún asfaltadas en chapapote empaquetó una serie de promesas electorales que bautizó como Plan Galicia. Además de anunciar que el AVE estaría en Galicia antes de 2010, de proyectar el Puerto Exterior de Punta Langosteira, aquel gabinete de Aznar comprometió también un parador de turismo en Muxía, epicentro del desastre ecológico, para dinamizar el turismo en la Costa da Morte. Rajoy llegó a visitar los terrenos del futuro hotel de lujo y cuando su partido pasó a la oposicion hizo una férrea defensa del proyecto, que el Gobierno de Zapatero dejó reposar en un cajón. En mayo pasado el ministro de Industria, Miguel Sebastián, se comprometió a acometerlo y encargó los trabajos a la empresa Tragsa. Su sucesor en el cargo, José Manuel Soria, del PP anunció esta misma semana que su construcción vuelve a aplazarse. Ayer, tras reunirse con Feijóo, Rajoy dijo que “se hará, sí o sí”. Sin fechas, ni compromisos de inversión. Sin más eplicación que esa frase.
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