_
_
_
_

Constructores de la modernidad

El Koldo Mitxelena descubre proyectos irrealizados de Aizpurua y Labayen Ambos autores son referentes de la arquitectura racionalista en España

Una mujer observa las imágenes del Club Náutico que se exhiben en el Koldo Mitxelena.
Una mujer observa las imágenes del Club Náutico que se exhiben en el Koldo Mitxelena.JESÚS URIARTE

Dos de los más reconocidos arquitectos vascos, José Manuel Aizpurua (1902-1936) y Joaquín Labayen (1900-1996), participaron en octubre de 1929 en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna en Frankfurt (Alemania) el mismo día en que la Bolsa de Nueva York se desplomaba y daba origen a una crisis financiera que se ex pandió hasta el corazón de Europa. Aizpurua y Labayen, referentes del racionalismo español, demandaban entonces un nuevo modelo urbano y arquitectónico que solucionase los problemas sociales y económicos.

Ocho décadas después, esa reivindicación sigue vigente. La exposición Arkitektura, noizko? (“¿Para cuándo, arquitectura?”) no solo presenta objetos, fotografías y planos, además de maquetas de los proyectos que los dos profesionales guipuzcoanos no llegaron a construir, sino que pone en liza también la necesidad de renovar la esencia de la arquitectura.

La muestra suma fotografías, planos, maquetas y otro tipo de objetos

La muestra, abierta hasta el 21 de abril, se presentó ayer en el Koldo Mitxelena con la participación de su comisario, Santos Bregaña; el arquitecto e investigador José Ángel Medina y la directora de Cultura guipuzcoana, Garazi López de Etxezarreta. “El debate al derecho de la vivienda en plena crisis financiera está reconocido formalmente, pero es irreal. Aunque tan vigente como en los años treinta”, apuntó López de Etxezarreta.

La obra expuesta de los autores del Club Náutico, edificio emblemático del racionalismo europeo ubicado en la bahía donostiarra, se completa con un catálogo que recoge todo el trabajo que ambos desarrollaron. Planos y memorias aportan documentación y textos inéditos en gran parte cedida por sus familias. En las paredes cuelgan proyectos desde un restaurante en Ulía, un hospital en San Sebastián, un instituto de Segunda Enseñanza en Cartagena (Murcia) y una casa-tipo económica de 1932, entre otros.

“El Náutico, por ejemplo, se estudia en el extranjero en los libros a la altura de Sert o Le Corbusier y aquí ha estado relegado a algo folclórico, maltratado por los usuarios. Ojalá sirva para despertar una cierta sensibilidad y se recupere su estado original”, opinó Bregaña.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Aizpurua y Labayen acabaron sus estudios en 1927 y trabajaron juntos desde ese año hasta 1936, en que el primero, miembro de la Falange, fue fusilado en la cárcel de Ondarreta.

Durante esos nueve años desplegaron una intensa actividad que les llevó a presentar proyectos en numerosos concursos que no ganaron, a realizar encargos que no vieron la luz y también a diseñar muebles.

El nombre e imagen que ilustra la muestra no están escogidos al azar. Una fotografía de los autores saltando en una azotea refleja “la euforia y el hambre de modernidad” de los arquitectos al borde de la Guerra Civil, destacó Medina.

El título de la exposición toma el nombre de un artículo que Aizpurua escribió en La Gaceta Literaria en 1930, un texto muy radical en el que comparaban a los arquitectos con los pasteleros. “Podemos decir con orgullo que hubo dos guipuzcoanos que estuvieron allí en una época en la que propusieron todas estas ideas de primera línea de trinchera para que la arquitectura fuese mejor, más racional, más humana”, concluyó Medina.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_