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SUMARIO DEL CASO CAMPEÓN

Dorribo acordó sobornar al subdirector del Igape para que amañase una ayuda

Silva informaba puntualmente a la trama de la evolución de los expedientes

María Fernández
Registro en la empresa de Dorribo, en mayo de 2011, cuando se inició la Operación Campeón.
Registro en la empresa de Dorribo, en mayo de 2011, cuando se inició la Operación Campeón.XOSÉ MARRA

Carlos Silva, subdirector de informaciones del Igape hasta que saltó el escándalo de la Operación Campeón, era, gracias a la mediación del exdiputado del PP Pablo Cobián, el enlace entre el Igape, instituto dependiente de la Consellería de Economía, y los empresarios que consiguieron ayudas con facturas falsas. Con Carlos Monjero, consejero de Proitec (que trabaja para Nupel dando soporte contable), Silva se llega a reunir entre 2010 y 2011 en varias ocasiones, casi siempre para comer, y el funcionario incluso lo visita en su empresa. Gracias a esa relación, los empresarios (Jorge Dorribo y el propio Monjero) consiguen información de primera mano sobre el estado de la tramitación de los expedientes en el instituto público dirigido entonces por Joaquín Varela Cominges. Silva, al contrario que la mayoría de los imputados, se guarda mucho de no hablar por teléfono de temas delicados, y en varias escuchas intervenidas por la Policía insiste en que prefiere quedar “en persona”.

 Para conseguir sus favores, Dorribo ordena a Carlos Monjero que soborne a Silva en, al menos, una ocasión. Quiere que el Igape le otorgue una subvención a la empresa Cofares, que habría realizado facturas falsas para la farmacéutica del empresario lucense. Así, dice Dorribo, le pagarían el favor y se pondrían “una medalla”, delante de esa firma. En la conversación se intercala un supuesto favor anterior que Dorribo habría hecho a “Pepiño”, presuntamente el exministro José Blanco.

Jorge Dorribo. Vale, tú dime lo queeee ... le podemos ofrecer [a Carlos Silva].

Carlos Monjero. Es que no lo sé, es que no lo sé, no... yo de eso, yo qué sé, no lo sé, no tengo ni idea.

Dorribo hablando de Silva: “Si nos cuesta nueve mil, nueve mil”

JD. Pues tantéalo, tío.

CM. Lo tanteo, vale, le digo: mira, cuánto...

El exdirector del Igape creía que todo era “una trapuchada”

JD. Porque esto es un favor que le vamos a hacer nosotros a Cofares, ¿vale?... para ponernos la medalla, ¿me entiendes?...

CM. Vale.

JD. (...) Como lo de Pepiño de la comida de aquí.

CM. Vale, vale, vale. Bueno, yo lo tanteo a ver qué quiere.

JD. Pues si lo hacemos por seis mil, seis mil... si nos cuesta nueve mil, nueve mil...

CM. Vale, vale.

JD. Pero tampoco tirarnos a la panacea porque nos va a nosotros al bolsillo.

CM. Pues le digo yo a ver que, que me diga él, a ver, tú qué quieres para arreglar esto.

En otra conversación, Dorribo le dice a su socio que le transmita a Carlos Silva lo siguiente: “Que nos mueva lo que pueda, que no se va a arrepentir, que va a tener [recibir] un buen detalle”. En las escuchas no queda acreditado que Silva recibiese el soborno, pero sí informaba puntualmente a Monjero sobre la tramitación de ayudas concretas, hasta el punto de facilitarle información interna del Igape, lo que según un informe judicial incluido en el sumario podría ser constitutivo de “un delito de revelación de secretos conocidos por función de su cargo”.

Carlos Silva. Hay solicitud de información de un juzgado sobre esa empresa [Nupel].

Carlos Monjero. ¿Qué dices?

CS. Pues sí, pero esto entre tú y yo, ¿eh?,

CM. Sí, sí, sí, sí, ¿pero como solicitud de información?

CS. Claro de las ayudas que tienen, es decir, a nosotros nos llegan por ejemplo los embargos, es decir, si se pagan, si alguno de ellos cobra una..., cobra una subvención pues el juez, (...) tenemos que avisar al juzgado.

A medida que avanza la investigación se empieza a percibir que la situación financiera de Jorge Dorribo hace aguas por todas partes. Y al mismo tiempo, se multiplican las conversaciones para conseguir que el Igape pague el préstamo del Banco Europeo de Inversión de 2,9 millones de euros. Los socios de Dorribo temen, y así lo manifiestan en varias ocasiones, que se vaya a Andorra con el dinero. A la vez, Montejo asegura que Silva les informa de que en el Igape “están cagados con lo de Nupel” (en febrero de 2011, tres meses antes de que estallase el escándalo). Hace referencia a comentarios internos del director del organismo público, Joaquín Varela, quien pese a que ha ayudado a Dorribo para que manipule una tasación para justificar las ayudas, cree que todo es “una trapuchada, una mierda”, y así se lo dice a los funcionarios.

La forma de operar de los empresarios confirma las sospechas del director del Igape. Como muestra, la siguiente conversación entre Montejo y uno de sus empleados llamado Manuel.

Manuel. Mira, me dice Roy, el que está haciendo el presupuesto para el hombre éste del Igape, que debe de faltar información ahí de cosas por enviarnos porque en una parte del presupuesto que hablan ahí de la nave nosotros sólo tenemos ciento cator...

Carlos Monjero. Hum...

M. Bueno, mandaron detalles, las partidas por valor de 114.000 euros cuando eso suma 260.000 euros.

CM. Inventar todo, Manuel.

M. ¿Cómo?

C. Que lo inventéis todo.

M. ¿Qué inventemos todo?

C. Sí, ( ... )

M. Bueno, (...) muy bien.

Un informe del servicio de Vigilancia Aduanera de septiembre de 2011 indica que, para justificar el préstamo del Banco Europeo de Inversiones se realizan “transferencias bancarias simuladas, dado que una vez realizado el traspaso se retrocede la misma cuantía a la cuenta de origen y así sucesivamente hasta completar el pago de las mismas”.

Es el último cartucho que le quedaba a Dorribo, que a esas alturas había montado otra empresa en Andorra junto con su socio José Antonio Orozco (Azcar). Pero necesitaba cobrar los tres millones para pagar deudas con Proitec y con el exdiputado Pablo Cobián, que en todo momento actúa de conseguidor a cambio de patrocinios “para que su hijo corra en rallis”. El Igape le pone varias pegas, que Dorribo intenta solucionar en una comida con Varela durante la que le facilita facturas falsas de empresas en manos de testaferros (Manuel Osorio) y de José Manuel Vidal Padín, investigado por narcotráfico.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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