Movida promovida por el Ayuntamiento
Ordes crea una comisión para la “reactivación del ocio nocturno”, huído a Santa Comba
Hubo tiempos gloriosos, no hace tanto, en que a Ordes llegaban todos los fines de semana autocares fletados de Ferrol, de A Coruña, de Ribadeo. Hasta de Vegadeo. Venían a ser algo así como buses de línea sabatinos, que cargaban jóvenes de cualquier parte rumbo a la constelación de garitos formada en torno a la discoteca LP45, uno de esos prodigios de salas triunfantes al margen de las ciudades, capaces de poner patas arriba con al ritmo de sus decibelios el tráfico de una comarca.
LP45 era la meca, aunque antes, en Ordes, era preciso cumplir con las demás etapas del peregrinaje. Hace seis años, el negocio empezó a desinflarse, pero en el pueblo habían llegado a ser unos 40 los locales que congregaban cada noche de sábado entre 12.000 y 15.000 personas de fuera, en un pueblo de 12.868 habitantes. Las informaciones de prensa relativas al fenómeno solían repetir la expresión “epicentro de la movida coruñesa” para describir lo que allí acontecía. Y no se trataba de “una simple moda” porque, según el portavoz municipal del Bloque, Gonzalo Castro, aquello “duró 20 años” hasta el punto de representar un auténtico motor económico.
Pero los jóvenes que alimentaban el negocio de la noche ordense y generaban empleo acodados en la barra se hicieron mayores y ya salieron menos, o aborrecieron ir de fiesta con el coche, o buscaron otras rutas menos frecuentadas por los controles de la Guardia Civil que la nacional 550. Y las generaciones que se incorporaban llegaron con otras costumbres; “habían cambiado de hábitos” y la hostelería ordense “no supo adaptarse”, admite el concejal. “Los jóvenes de ahora primero van de botellón” y, muchísimo más tarde, se refugian en locales. Los bares de Ordes, tradicionalmente, no abrían hasta esas horas. Solían cerrar a las tres, para dar paso a LP45.
Santa Comba repartió más de 40 licencias de tablao y Ordes, una veintena
Simultáneamente, en el municipio de Santa Comba, el Ayuntamiento repartía a diestro y siniestro licencias de tablao flamenco para ampliar el horario de sus establecimientos. Y el famoso epicentro se desplazaba hasta allá. Tomando ejemplo de sus competidores, varios locales de Ordes copiaban la trampa y solicitaban en su consistorio permiso oficial para exaltar el folclore andaluz hasta, en principio, las cinco de la mañana. En Santa Comba llegaron a ser 43 los negocios con este tipo de licencia, y en Ordes, 20. Juntas, las dos localidades sumaban tantos tablaos como toda Andalucía. La ilegalidad le costó el puesto al anterior alcalde del PP en el primero de los municipios, y el segundo se apresura últimamente a corregir el desmadre, denunciado por la Federación de Discotecas. Los tablaos ordenses llegaron tarde para revertir la tendencia favorable a Santa Comba, y encima —sigue describiendo la situación el político— le terminaron haciendo la competencia al alma de su propia movida, el origen de su pretérita fortuna, la discoteca LP45.
Recientemente, la ya histórica sala de fiestas, otrora referente gallego para muchos circuitos de ámbito estatal, se vio obligada a echar el cierre, y el plan de sus propietarios es utilizar el espacio solo para actuaciones y celebraciones especiales de lleno asegurado. Este sábado, por ejemplo, volverá a abrir (con todas las localidades vendidas) para el concierto de regreso de los Heredeiros da Crus.
Llegaban buses desde Vegadeo, y se juntaban hasta 15.000 personas
Con la excusa de esta movida echada a perder, el BNG ha logrado un hecho insólito: ha puesto de acuerdo a los cinco grupos municipales, encabezados por el que gobierna con escaso margen (Unión por Ordes, UxO), para aprobar, en el último pleno, la creación de una “comisión para la reactivación del ocio nocturno”. La compondrán representantes de los partidos y de los locales de copas, pero también algún portavoz de la hostelería en sentido más amplio, “porque los restaurantes y las cafeterías que sirven comidas también sufrieron el golpe”. El objetivo final es organizar la oferta e inventar una estrategia de promoción conjunta que atraiga de nuevo las pleamares noctámbulas.
“No sé si aún estamos a tiempo, pero hay que intentarlo”, comenta Castro Prado. Según él, hasta ahora solo ha habido experimentos individuales que no cuajaron: “Cada uno hizo la guerra por su cuenta, y así nos fue”, lamenta. En lugar de unirse, los empresarios del sector hostelero que duerme de día se enfrentaron, los bares de copas quisieron “competir con la discoteca”, y esto fue tan letal como el éxito de Santa Comba, las multas de Tráfico y el envejecimiento de la clientela.
“Este sector”, defendía en su moción el Bloque, “sigue conservando intacto un gran potencial, no debemos olvidar que Ordes se encuentra a medio camino entre A Coruña y Santiago y posee establecimientos de primer nivel”. Pero hay que “modernizarse”, “reinventarse”, crear “una marca propia de la movida ordense”, proponía. Dentro de dos meses, según acuerdo plenario, la comisión tendrá que decir si se le ha ocurrido algo.
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