Madrid Río separará con señales de pintura a ciclistas y peatones
El Ayuntamiento intenta ordenar la difícil convivencia en la senda ante las quejas de los usuarios
Las estrecheces económicas del Ayuntamiento son la máxima preocupación y prioridad de la alcaldesa, Ana Botella. No la única, es cierto, pero sí la principal. Y como tal, mediatiza todas las demás. A los problemas, se les busca solución. En concreto, la solución más barata posible. Esta tarde, la regidora ha avanzado en una entrevista en la Cadena Ser un ejemplo de este modelo de gestión municipal con un ojo en las necesidades del ciudadano y el otro en la cartera. ¿Que hay un conflicto en la convivencia entre peatones y ciclistas en Madrid Río? Pues se le busca solución… con un bote de pintura.
A través de este parque apostado a la ribera del Manzanares discurre un tramo de 14 kilómetros de longitud y cuatro metros de anchura que comparten ciclistas y peatones sin distinción, aunque estos últimos tienen prioridad. Es prácticamente plano, con una pendiente media del 1% (y picos de hasta el 8%). Cruza los distritos de Moncloa-Aravaca, Latina, Arganzuela, Carabanchel y Usera, desde el inicio de la Ribera del Manzanares hasta el parque de Tierno Galván.
Mudanzas para ahorrar
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha anunciado además en la Cadena Ser que el Ayuntamiento se ahorrará tres millones anuales del pago del alquiler de un edificio en la calle Mejía Lequerica, cuyos trabajadores se trasladarán a la sede del Palacio de Cibeles. Idéntico camino seguirán los de otro edificio en la calle Divino Pastor, de propiedad municipal, que se pondrá a la venta. En total, estas mudanzas afectarán a 180 funcionarios y se llevarán a cabo en un plazo máximo de un mes, según la regidora.
El Ayuntamiento decidió el pasado verano limitar la velocidad a los ciclistas en Madrid Río a seis kilómetros por hora, que es aproximadamente la de una persona caminando, precisamente para evitar que estos vehículos arrollaran a los peatones con los que comparten senda. A esa velocidad, sin embargo, la bicicleta apenas se sostiene en pie. Pero tampoco es un problema para los ciclistas, puesto que prácticamente ninguno respeta ese límite, que es en cualquier caso una recomendación, no una obligación (la policía municipal no impone multas por sobrepasarlo).
La Junta Municipal del distrito de Latina instó el pasado mes de diciembre por unanimidad al Gobierno municipal a que buscara una solución a esta difícil convivencia, a iniciativa de Izquierda Unida pero con el respaldo de todos los grupos. Se pidió al área de Medio Ambiente, Movilidad y Seguridad que estudiara la señalización de la senda, no sólo en este distrito sino en toda su extensión.
El Ayuntamiento había declinado segregar a las bicicletas por un carril independiente al considerarlo más inseguro, especialmente para los niños, y por una cuestión de espacio: en algunas zonas, el parque es demasiado estrecho para que quepan dos vías diferenciadas. Según ha avanzado esta tarde la alcaldesa, la solución no serán dos sendas sino una dividida en dos, para peatones y para ciclistas. Esa división se señalizará en el suelo con pintura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.