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El patriarca del ‘reggae’

Lee ‘Scratch’ Perry, leyenda de la música, actúa el miércoles en la sala Copérnico de Madrid Le acompaña el británico Mad Professor, uno de sus más aventajados discípulos

El excéntrico Lee Scratch Perry es el mago que creó muchos de los discos capitales que han salido de Jamaica.
El excéntrico Lee Scratch Perry es el mago que creó muchos de los discos capitales que han salido de Jamaica.DREW GOREN

“Desde que el punk descerrajó la puerta del panteón del rock para hacer un sitio a Velvet Underground, a ninguna figura incomprendida le han llovido tantos superlativos como a Lee Scratch Perry”, escribía el crítico de rock Jim Derogaitis en 1997. Aquel año se publicaba Arkology, una caja de tres discos con rarezas grabadas en Black Ark, los estudios que el músico y productor jamaicano había construido en el patio trasero de su casa en 1973. Una habitación de cemento en la que, hasta su completa destrucción en 1979 en un incendio (que muchos piensan que provocó el mismo Perry, que clamaba que Satán había ocupado el lugar), grabaron Bob Marley and The Wailers, Junior Murvin, Max Romeo, Mighty Diamonds o The Heptones. Allí fue donde Augustus Pablo y el mismo Perry desarrollaron el dub, un subgénero del reggae que está en la base de mucho de lo que se escucha hoy. Hay quien dice que cualquier camino hacía atrás que parta de la electrónica, el hip-hop o el punk lleva inexorablemente a algo que se hizo en Black Ark.

Esto puede resultar exagerado, pero esa ruta desde luego que llevaría a Jamaica, una isla del Caribe en la que Colón puso el pie en 1494 y fue británica desde 1655 hasta 1962. Hoy cuenta con menos de tres millones de habitantes, la gran mayoría descendientes de esclavos traídos de África como mano de obra para las plantaciones de azúcar.

Policías y ladrones

Al terminar de grabar su primer disco, en 1977, The Clash pensaron que se habían quedado cortos. La solución fue incluir una versión de seis minutos de Police and thieves, una canción registrada en 1976 por Junior Murvin. La había compuesto a medias con Lee Perry, a partir de una improvisación en Black Ark, su estudio jamaicano. A Murvin la versión de los ingleses le horrorizo ("¡Han destruido el trabajo de Jah!", dijo). Pero aquel primer acercamiento grabado del punk al reggae dio mucho juego. Para el periodista Lester Bangs era "el eslabón perdido entre el ruido blanco y la música negra". A Bob Marley le inspiro para escribir Punky reggae party.

Es la patria del reggae, ska, y el dub. La gigantesca figura de Bob Marley ha opacado mucho de lo que ha salido de allí. A las decenas de grandes figuras surgidas en los guetos de Kingston, donde las armas de fuego eran habituales y los asesinatos por las causas más absurdas, diarios. En este ambiente cualquier negocio, y el musical no escapa, se resolvía por la ley del más fuerte. Nadie recurre a un tribunal cuando hacerlo te puede costar la vida. Y a veces agachar la cabeza es el mejor método para sobrevivir.

Pero Lee Scratch Perry, nacido en la aldea rural de Saint Mary el 20 de marzo de 1936, no es de los que se achantan. Figura fundamental del sonido de la isla desde que a finales de los cincuenta empezara a trabajar para el legendario Clement Coxone Dodd. Fue guarda de seguridad (pese a su escasa talla), cazatalentos, autor de temas (sin acreditar) y, finalmente, cantante en Studio One, el estudio que Coxone monta en 1963. En 1966, tras romper con su mentor acusándole de practicas seudomafiosas, graba I am the upsetter (Yo soy el incordio). Dos años después produciría una canción con un nuevo ritmo, no oído antes, Long shot, para The Pioneers. Muchos la consideran el primer reggae, antes incluso de que existiera el nombre.

Ese mismo año, harto de las prácticas mafiosas, reúne a unos músicos de sesión y los bautiza como The Upsetters. No solo se convertirían en uno de los productos más exportables de Jamaica, sino que serían la banda que un joven Bob Marley canibalizó para reforzar sus Wailers. Eso despertó el furor de Perry, que amenazó de muerte a Marley, protagonizando con él una famosa pelea a gritos, que terminó con Perry convertido en el productor exclusivo de Bob Marley & The Wailers.

La unión no duró mucho. Si la obvia importancia de Perry no se ha visto acompañada por el éxito se debe en gran parte a que, hablando claro, está chalado. Incluso ahora, ese anciano de 76 años que vive en Suiza tiene un carácter infernal.

El mismo misticismo que impregna toda su carrera, esa búsqueda en la música de algo que comunique al hombre con el cosmos y con Dios es la causa de una personalidad extravagante y hasta paranoica. Cuando alguien le preguntó cómo era posible que con una mesa de cuatro pistas hubiera creado trucos que productores expertos son incapaces de recrear con complicadísimas máquinas digitales, él respondió: “Solo había cuatro pistas en la mesa, pero yo recibí más de 20 de los extraterrestres”. Y no bromeaba. A Madrid viene acompañado por Mad Professor, amigo, discípulo y escudero desde los primeros ochenta, en una actuación que puede ser magistral, si tiene la noche.

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