Ciclotímico Obradoiro
El equipo compostelano tira de épica y derrota a Caja Laboral en la prórroga
En las cuentas para la salvación de Obradoiro el mes de enero aparecía subrayado en fosforito. Jugaba tres de los cuatro partidos en casa contra algunos rivales directos. Los perdió todos. Incluido el de Valencia, a domicilio, donde en el descanso ganaba por 15 puntos. En el cuarto siguiente solo logró meter una canasta y salió derrotado. Los jugadores incluso fueron despedidos con una pitada por primera vez en tres años, desde su regreso a la élite del baloncesto, cuando perdieron en casa con estrépito contra el colista, Blancos de Rueda Valladolid. Y el club se enredó primero con las cuentas –falta un millón de euros del presupuesto, vino a advertir el presidente, Raúl López- y sorprendentemente al tiempo con filtraciones sobre fichajes que nunca acabaron de llegar.
Ya en febrero y a la primera salida, la misma plantilla con todos, jugadores y técnicos, bajo sospecha, ganó por 15 puntos en la pista de Unicaja, cuarto clasificado. Esta mañana para recibir al tercero por arriba, Caja Laboral, se vieron ya algunas calvas en el pabellón de Sar. Durante el segundo cuarto, con los vitorianos 14 puntos por encima, nadie daba un duro por Obradoiro.
Pero esta vez y a diferencia de lo que ha sido costumbre a lo largo de la temporada, en el tercer acto despertaron los locales. Apretaron la defensa sobre los exteriores (Pau Ribas no anotó en todo el partido, Prigioni y Oleson sumaron 14 puntos -9 y 5 respectivamente) y Caja Laboral ya solo vivió de Teletovic (30 puntos, con mates y triples desde todos los rincones posibles) y San Emeterio (20). Claro que entre ambos sumaron 50, suficientes para discutir el partido hasta la misma prórroga. Y eso que los locales tuvieron oportunidad de zanjarlo mucho antes, mientras ganaban de tres puntos y tenían a Milt Palacio colocado en la línea para lanzar dos tiros libres cuando quedaban 15 segundos para el final del tiempo reglamentario. El base falló los dos, inexplicablemente Obradoiro optó por no hacer falta (que hubiera obligado a los vitorianos a tirar tiros libres) y Teletovic empató con un triple descomunal en la cara de Palacio y el estruendo de la hinchada de casa, menos numerosa pero entregada como en cada gran cita, se tornó silencio. Los dos segundos finales dieron para que Lasme metiera una canasta que los árbitros, previa consulta en el monitor de televisión, consideraron fuera de tiempo.
Lejos de amilanarse, Obradoiro siguió tuteando a Caja Laboral durante cinco minutos más. La caldera de Sar volvió a rugir en comunión con el equipo. En el intercambio de golpes que fue el tiempo extra, Obradoiro, mejor ordenado que otras veces, sacó ventaja, apuntalado por Corbacho (4 triples y 18 puntos) y Lasme, cada día más crecido bajo el aro, que apuntó 18 puntos y 8 rebotes en su haber, cuatro en cada zona. Acompañaron Kendall, quien tras un comienzo irregular, anotó otros 18 puntos igualando la marca de sus dos compañeros, y por una vez también Ere, inspirado en los momentos decisivos.
El último renglón es para Bernard Hopkins, abuelo de la Liga con 39 años, que cuando sonó la bocina, saltaba como un niño, meciéndose la camiseta al irse hacia la caseta, en plena ovación de la grada. Con los 10 puntos que anotó (cuatro de cinco en tiros de campo, además de los dos tiros libres decisivos cuando expiraba la prórroga) suma 6.001 en la ACB. De los jugadores en activo, solo Juan Carlos Navarro acumula más canastas. Golubovic sabrá para siempre que no conviene fiarse de ese andar renqueante. En dos jugadas a aro pasado le recordó que es un perro viejo que lleva 14 años rondando la pintura de todas las canchas de la ACB. Amenaza con quedarse alguna temporada más. Como Obradoiro, que se reconcilia con la afición y da un paso decisivo hacia la permanencia, después de las derrotas de Murcia y Valladolid, sus dos perseguidores.
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