Las edificaciones nuevas distarán 50 metros de las autovías
La futura legislación no rige para las casas ya construidas
La nueva ley de carreteras que prepara el Gobierno gallego dará más aire a los viales autonómicos al ampliar varias franjas de protección existentes en sus márgenes. La norma no es retroactiva, ni tiene aplicación en las travesías urbanas, pero obligará a que las construcciones que se levanten a partir de su aprobación a los lados de las carreteras y autovías gallegas estén más separadas, con el objetivo de aportar mayor seguridad al tráfico.
Son varias las franjas de protección que se suceden en paralelo a las carreteras, y en cada una están permitidos y prohibidos unos usos determinados. De todas ellas, la más importante tal vez sea la línea límite de edificación, que impide levantar entre ella y la vía cualquier tipo de construcción, sea vivienda o cerramiento rígido. En la ley autonómica actual esa línea se mide a partir del borde exterior del desmonte o talud sobre el que se asienta una vía y exige un espacio libre de edificaciones de 12 metros para las carreteras convencionales —incluso menor en vías secundarias— y de 30 para las autovías.
Aunque con la futura norma la línea límite de edificación pasará a medirse desde el borde de la calzada pavimentada y no desde su talud —lo que compensa en parte por el interior la ampliación de las franjas hacia el exterior—, las nuevas distancias exigidas son de 15 metros para las carreteras ordinarias y de 50 para las autovías. Un 25% y un 65% —respectivamente— más que hasta ahora, aunque la Xunta matiza que el distinto punto de medida puede originar casos en los que la franja incluso se reduzca. Eso podría darse en las carreteras principales, pero ocurriría raramente en autovías y vías secundarias, donde el incremento de la anchura de la franja es notable.
Según la nueva ley que la Xunta espera enviar al Parlamento a final de año, en esas franjas “se prohibe cualquier tipo de construcción de nueva planta, por encima o por debajo de la rasante del terreno, los cierres no diáfanos o de fábrica” y postes de telefonía o electricidad. Esa franja de seguridad solo podrá ser reducida de forma excepcional con la autorización del Consello de la Xunta.
La futura ley deja claro que la nueva distancia no será aplicable a las edificaciones ya construidas y la Consellería de Infraestruturas remarca que se podrán realizar en ellas y en sus cierres reparaciones u obras de mantenimiento. “Lo que no se puede hacer, como es lógico, es ampliarlos o aumentar el volumen construido”, concluye.
Los edificios acabados en los márgenes podrán ser restaurados pero no ampliados
La ampliación de la franja límite de edificación supone, en el caso de las autovías, su homologación con la estatal, fijada también en 50 metros. En las carreteras convencionales, las nacionales tienen una franja de 25 metros, muy elevada para las vías autonómicas, lo que hace que cada comunidad haya optado por fijar su propia distancia, de acuerdo con sus peculiariades orográficas y poblacionales. En Asturias y Castilla y León, por ejemplo, es de 18 metros, tres más que la que planea establecer la Xunta. El Gobierno gallego señala que ha intentado “equilibrar la protección de la infraestructura con la singular distribución demográfica de Galicia, con gran cantidad de población diseminada e innumerables pequeños núcleos”.
A cambio de limitar la distancia para edificar, la nueva norma permitirá mantener la edificabilidad máxima de un terreno aunque éste sufra una expropiación para construir o ampliar una carretera, al contrario de lo que ocurría hasta ahora en la ley de 1994.
Otra de las novedades de la norma es el adelantamiento temporal de la declaración de utilidad pública de una nueva carretera. Hasta ahora esa declaración se producía cuando se iba a comenzar a construir la vía, mientras que ahora se anticipa al momento en que empiece a diseñarse, lo que evitará que en su futuro trazado puedan implantarse otras actividades incompatibles mientras se completa su tramitación y ejecución.
El texto legal también añade un nuevo tipo de vía, la “autovía urbana”, con características geométricas de autovía (dos calzadas) pero que puede tener un mayor número de accesos e incluso intersecciones al mismo nivel. Esta modalidad de infraestructura sería el aplicable en actuaciones como la polémica ronda periurbana contemplada en el Plan General de Urbanismo de Vigo o en su continuación por el vecino municipio de Nigrán.
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