Desconjuntados en el salón de moda
Los conciertos de The Brandery, feria de tendencias de ropa urbana, atraen todo tipo de público
Frente al enorme cartel de la firma Replay, prestigiosa marca de ropa que centra gran parte de las actividades realizadas por el salón de moda The Brandery, un joven con rastas y chándal desgastado coloca en fila cuatro vasos de cerveza que acaba de comprar de una vez, para evitar las molestas colas ante las pocas barras del salón. El hombre mira el letrero publicitario, levanta un vaso, empina el codo y lo vacía de un trago justo antes de lanzar un eructo amortiguado por la música electrónica.
No es ninguna performance ni un happening concebido para anunciar las próximas tendencias en moda urbana: los conciertos nocturnos que organiza The Brandery, diseñados para abrir y atraer públicos más amplios a la feria, ha atraído este fin de semana a jóvenes de todo tipo.
“¿Moda urbana? No he visto nada de ropa pero llevaba mucho tiempo esperando ver este grupo”, ilustra Javier Vila, 23 años y un piercing en la lengua que se desgañita y se agita ante la propuesta musical de 2Many Djs, grupo que junto a Fangoria constituye la oferta principal de esta edición de The Brandery.
"¿Moda urbana? No sé... yo quería ver a este grupo", detalla un joven
Popularizar este salón de moda con conciertos abiertos a todo el público, iniciativa estrenada el año pasado, es un éxito. Aunque quizá excesivo: el cartel de ‘entradas agotadas’ cuelga de la puerta del salón; a las once de la noche el recinto queda desbordado ante la afluencia de público; y acercarse a la barra siquiera a por un agua obliga a colas de más de 40 minutos.
“Si sé que se arma este jaleo me quedo en casa”, detalla Roberto Magallán, joven tocado con una boina verde a juego con una elegante chaqueta marrón. La cara de fastidio de Roberto ante el agobio y los gritos de parte del público ilustra que abrir el salón a todo el público puede tener efectos contraproducentes para los asistentes de toda la vida.
"Si sé que se arma este jaleo me quedo en casa", lamenta otro asistente
La noche del viernes, el equilibrio parecía frágil: a un extremo de la sala, pegados al escenario, podía distinguirse el público excesivamente joven y excesivamente excitado para interesarse por The Brandery. Al otro extremo, más al fondo, abundaba gente especialmente arreglada, los peinados trazados con escuadra y cartabón acompañados de largos vestidos con botas altas.
“Es divertido que haya tanta gente, le da una vuelta al ambiente que hay por el día, demasiado formal y previsible… pero diría que la sala se ha quedado muy pequeña”, resumía Maria Boixaderas, estudiante de diseño de 23 años que bailaba entre alegre y distraída a decenas y decenas de metros del escenario.
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