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ANGEL ROS

Un cristiano en campo contrario

El alcalde de Lleida sabe que juega en su contra ser de "provincias" y no gozar del favor del aparato

SCIAMMARELLA

Àngel Ros (1952) es alcalde de Lleida desde hace 7 años y milita en el PSC desde 1979. En poco tiempo ha pasado de llevar una intensa actividad municipal y de entrega a la causa de convertir Lleida en una ciudad moderna a dar un salto cuantitativo en su carrera política. Es uno de los tres aspirantes a sustituir a José Montilla en la dirección del partido después del congreso de este fin de semana.

Ros puede parecer un rara avis de la política, pero esa percepción es errónea en la distancia corta. Tras curtirse profesional y humanamente como docente en varias universidades y como técnico en los ayuntamientos de Lleida, Madrid y Barcelona y en empresas como la cervecera Sant Miguel y Cobega, distribuidora de Coca-Cola en España, este doctor en Informática y licenciado en Ciencias Físicas irrumpió en la política municipal casi por casualidad, como sustituto del histórico Antoni Siurana, que llevaba 23 años en la alcaldía de Lleida.

El candidato a dirigir el PSC destaca por una gestión exitosa como alcalde que le ha servido no solo para arrasar en las dos últimas elecciones municipales, mientras su partido iba recibiendo un varapalo tras otro, sino para apuntalar su posición en el partido hasta el punto de ser considerado como uno de sus principales activos emergentes.

Hiperactivo, Ros sorprende a sus colaboradores por su capacidad de trabajo

Ros conoce bien tanto las bambalinas de la administración como de la empresa privada, donde forjó su carácter hiperactivo que sorprende cada día incluso a sus más directos colaboradores. Es enérgico en sus decisiones, rápido de reflejos y no escatima horas a su trabajo. Lo que quizá no conozca tan bien son los entresijos de la política de partido, especialmente del suyo, donde en la etapa del tripartito llegó a sentirse incómodo ante determinadas posiciones ideológicas y actitudes personales de algunos de dirigentes.

Hombre de profundas convicciones cristianas y de intensa presencia en las redes sociales, el alcalde de Lleida quiere liderar desde el ala más catalanista un partido que ha tocado fondo y que, en su opinión, necesita una profunda renovación ideológica y humana para recuperar valores que se han ido perdiendo por el camino y volver a ocupar el centro del auténtico catalanismo progresista y de izquierda, con grupo propio en Madrid.

Aunque pierda la primera secretaría, volverá a la carga para ser candidato a la presidencia de la Generalitat

Para la consecución de esa meta, Ros no lo tendrá fácil, a pesar de que le sobra capacidad y ambición. Sin embargo, le faltará el apoyo del que con toda seguridad gozarán los otros candidatos más afines al actual aparato del partido. Él sabe que el hecho de ser de provincias puede ser un obstáculo insalvable. Es como si jugara en campo contrario, pero sea cual fuere el resultado no arrojará la toalla y volverá a la carga para alcanzar su gran objetivo: ser cabeza de cartel del PSC a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas. “Si en este congreso no se aprueba elegir al candidato en unas primarias abiertas a la ciudadanía, como han hecho los socialistas franceses, habremos decepcionado a la militancia y a los catalanes”, sentencia.

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