Familias, estudiantes y profesorado del Berenguer Dalmau se oponen al plan de la Generalitat valenciana de trasladarlos a diario en 20 autobuses a otro centro en Picassent
En Valencia capital se ha celebrado una protesta frente al Palau de la Generalitat | También se han producido homenajes en Paiporta, Catarroja o Sedaví, algunas de las localidades más afectadas
EL PAÍS regresa a la avenida Blasco Ibáñez de Catarroja, ejemplo de la destrucción masiva de las riadas, que sigue muy lejos de recuperar la normalidad. Los vecinos sufren lo insalubre del lugar y los efectos psicológicos de la catástrofe. “La emergencia se está estancando”, señala el concejal de Urbanismo.
La riada destrozó la casa de Nuria, la tienda de Sarai, el cole de María. En los 300 metros de la avenida Blasco Ibáñez de Catarroja murieron cinco vecinos. Reconstruimos la catástrofe a través de lo que ocurrió aquí: el fallo de las alertas, las casas y negocios perdidos, los servicios de emergencia, la marea de voluntarios. Y el futuro.
La escalada inmobiliaria que venía de antes, el aumento de la demanda por la destrucción de viviendas y el oportunismo de algunos propietarios complica aún más la vida a los damnificados en Valencia
Los fontaneros y electricistas son los nuevos héroes de esta tragedia y el aparato más codiciado estos días: una retroexcavadora mini para vaciar de fango, gasolina y aguas fecales los garajes
Mientras el abastecimiento de agua potable se recupera, los destrozos en las infraestructuras de saneamiento ponen en jaque espacios naturales como la Albufera
Los militares se coordinan con el resto de los servicios de emergencia y con los voluntarios, que cada vez llevan más máquinas para ayudar a limpiar la zona. “Hacemos de todo, y con todos, porque hay mucho que hacer”, explica un capitán.
Las imágenes satelitales y los cálculos oficiales permiten estimar que hay 190.000 personas afectadas por una riada que se extendió por 530 kilómetros cuadrados
Mientras sigue la autogestión en los ayuntamientos, la Generalitat ha creado la web ‘Som solidaritat’ y un emprendedor valenciano, Iker Marcaide, ha puesto su red empresarial al servicio de los pueblos afectados por las riadas