Kim Deal convierte el fracaso en victoria
Carismática integrante de Pixies y The Breeders, debuta en solitario con ‘Nobody Loves You More’, un disco de larga gestación marcado por el confinamiento y la pérdida de seres queridos
La vida de Kim Deal está marcada por triunfos que han conducido a fracasos que a su vez han reportado victorias. Aunque inicialmente sólo era la bajista de los Pixies, fue ‘Gigantic’, una de sus composiciones, la primera canción popular del grupo. A partir de entonces, Black Francis, el líder, hizo lo posible por relegar su papel. Ella aprovechó para reactivar The Breeders, el grupo que montó con su hermana Kelley cuando eran adolescentes, y su debut fue unánimemente celebrado. Luego llegó el éxito comercial de Last Splash en 1993; para entonces, Pixies ya no existían.
La adicción de Kelley a las drogas dejó fuera de juego al grupo creado por las hermanas Deal. Tardarían 10 años en sacar otro disco. Y aunque estos datos no suman más que una parte de su historia, sirven para entender por qué Kim Deal, uno de los pilares del rock hecho desde los márgenes, cita constantemente el fracaso cuando habla de su primer álbum en solitario.
“Sí, soy feliz por haberlo intentado, por fracasar, por seguir aquí. Me rebelo contra la sensación de pérdida”, dice durante una charla por videoconferencia, moviéndose mucho, añadiendo aspavientos a sus frases, que entona con la cálida vehemencia que caracteriza a su voz. Sus respuestas llegan empujadas por las emociones y así, de repente, lo que era una disertación sobre caerse con todo el equipo pasa a ser una revelación: “La canción ‘Summerland’, que parece tan romántica, tiene también esa cosa mía... ¡Me encanta la noche! En cuanto se pone el sol digo, ¡venga, vamos! Solamente con oírme decirlo ya me gusta. Puede que eso sea mi barca a punto de naufragar”.
Después de tres décadas haciendo su música con The Breeders, Kim Deal ha grabado por su cuenta Nobody Loves You More, que nació sin ser algo planeado. En 2013 empezó a publicar singles, canciones de ejecución simple que sonaban a maquetas. Pensó que al disco le irían bien trompetas y cuerdas, y una vez grabadas, vio que aquello apuntaba en otra dirección. “No es que sea una perfeccionista, es que soy lenta”, aclara Deal, riendo. “Escribir una canción es muy fácil, existen libros que te enseñan cómo hacerlo. El problema es que una vez la has compuesto, hay que cantarla. Y yo, si la canción no es buena, no quiero cantarla”.
Este álbum con su nombre y su foto en la portada ha sido una obra meticulosamente creada, marcada por la pérdida de seres queridos —y el alzhéimer que durante 18 años padeció su madre—, forzosamente influenciada por el confinamiento, que la obligó a usar herramientas de grabación digitales como Pro Tools, la cual detestaba. “Un día recibí una base rítmica digital hecha por 180db [grupo formado por componentes de Savages], invitándome a que cantara sobre ella. Entonces llamé a mi amigo Ben [Mumphrey, técnico de sonido con Pixies, entre otras cosas], y le pedí que me enseñara a usar Pro Tools. Miraba la pantalla del ordenador y luego miraba a Ben en la del móvil explicándome qué hacer a continuación. La covid hizo que este álbum mejorara.”
Casi todos los discos de The Breeders fueron registrados por Steve Albini (que se negaba ser llamado productor), otro acérrimo defensor de las grabaciones analógicas. Fue en su estudio de Chicago donde se grabaron las trompetas y las cuerdas que hicieron ver a Deal que aquellas canciones pedían ser un álbum. El disco ya estaba terminado cuando Albini falleció repentinamente la pasada primavera. Eran buenos amigos. “De él aprendí dos cosas. Una es la política de ‘fuera gilipolleces’. Significa que no has de discutir ni analizar lo que haces, y es genial porque mantienes a raya a los capullos. La otra es que, cuánto más confías en tus ideas, mejor te haces entender y mejores aportaciones ofreces en el estudio”.
“En cada concierto, Olivia Rodrigo dice que nuestra canción ‘Cannonball’ fue un antes y un después en su vida. Me parece bonito”
Esto lo dice por Albini, no por ella, que vive sumida en un constante estado de inseguridad. De ahí la portada creada por Alex Da Corte, nombre destacado del arte contemporáneo, una interpretación de la acción que el artista conceptual Bas Jan Ander llevó a cabo en 1975, zarpando para navegar en un bote a la deriva por el Atlántico hasta que se perdió. “Alex creó un montaje a partir de los objetos que transportaba la barca y que el mar devolvió a la costa. Ese hombre creyó que aquel viaje maldito sería un éxito y no un fracaso abismal. Al menos lo intentó, y hay algo muy dulce y triste en eso. Me alegra pertenecer a la parte de la raza humana que intenta empresas que probablemente terminen mal. Es un buen momento para ello”.
Por más que invoque el fracaso, el trayecto artístico de Deal está lleno de triunfos. El pasado verano, The Breeders telonearon a Olivia Rodrigo, joven artista estadounidense que practica un pop que, a ratos, se acerca al viejo rock independiente. “En cada concierto hay una parte en la que se sienta al piano y dice, porque es muy profesional: “Mi vida se divide entre el antes y el después de escuchar ‘Cannonball’ de The Breeders”. Me parece bonito que diga eso, porque está reconociendo que la canción hizo que le explotara la cabeza cuando era una cría. Eso es lo que hace la música, cambia tu percepción de lo que es el mundo y de todas las posibilidades que la vida te brinda. Me parece un gran cumplido haber contribuido a eso”.
Kim Deal, o cómo abrazar el riesgo sin miedo a las consecuencias, cómo ser capaz de estrellarse y salir ilesa, explicándose con frases que entona como si interpretara una tragicomedia. Nobody Loves You More sintetiza sin buscarlo las consecuencias de todo ese recorrido. Suena sentimental, estoico, desolado, audaz, clarividente. El fracaso es su combustible creativo. Después de casi cuarenta años haciendo música aquí y allá, Kim no ha grabado un disco que suene a inercia, a simple ejercicio de continuidad. Artísticamente, es un triunfo. “Es cierto... Wsa sección de cuerdas es todo un éxito. Bueno, y el disco entero también. Sí, de acuerdo, no debería olvidarme de esto”.
Nobody Loves You More
4AD / Popstock!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.