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El artista que quiso hacerlo todo y se hizo editor

Una exposición en el Reina Sofía recoge la trayectoria de la atípica editorial Something Else Press, fundada por el creador y escritor Dick Higgins en 1963

Dick Higgins
'Filliou y Brecht delante de La Cédille' (1966), fotografía de Jacques Strauch que retrata al artista y poeta francés Robert Filliou (derecha) y al artista y compositor George Brecht (izquierda), ambos adscritos al movimiento Fluxus, junto al taller-atelier que abrieron en 1966, denominado 'La cedilla que sonríe', en la localidad de Villefranche-sur-Mer, en la Costa Azul. La imagen figura dentro de la exposición del Reina Sofía 'Llámalo de otra manera. Something Else Press, Inc. (1963-1974)'.Archivo departamental de los Alpes Marítimos (fondo Jacques et Michou Strauch).

Esta no es exactamente una exposición de libros de artista, ni un buceo en archivos de los que nos tiene acostumbrados el Reina Sofía. Tampoco es solo la obra de un creador, ni una antología, ni únicamente la historia de un fracaso emocionante. Es, más bien, otra cosa.

A principios de los sesenta, Dick Higgins (compositor, artista visual, escritor) no conseguía publicar su libro El cumpleaños de Jefferson/Postfacio en el sello que su amigo George Maciunas había fundado para los escritos del grupo Fluxus. Herido en su orgullo, Higgins decidió montar su propia casa para autopublicarse, aunque no acertaba con el nombre de su proyecto —¿Fluxus Papers?, ¿editorial mangas de camisa (Shirtsleeves Press)?— hasta que la también artista Alison Knowles le dijo: “Llámalo de otra manera”. Así, a finales de 1963, nació Something Else Press. En la contracubierta de ese primer libro de Higgins se imprimió el manifiesto fundacional de la editorial, basado precisamente en nombrar e imprimir aquello que no terminaba de ser algo, que no encajaba en la visión objetual del arte ni en una idea clásica de la labor de la edición de libros. Su segunda publicación fue una caja llena de postales de Robert Filliou llamada Ample Food for Stupid Thought. Cada una de ellas recogía una pregunta absurda y esencial, de humor sombrío y resonancias políticas: “¿Por qué esta es la tierra de la libertad y la patria de los valientes?”. “¿No crees que impostas tu gusto personal?”. “¿Cuándo acabará este sinsentido?”. A esta publicación le siguieron la obra completa de Gertrude Stein, textos radicales de artistas de Fluxus como Al Hansen, antologías de poesía concreta, partituras de John Cage y del propio Higgins… Pero también tratados de micología y de huertos caseros, boletines mensuales y manifiestos.

'Hi-Yo, Silver, The Lone Ranger' (Hi-Yo, Silver, el Llanero Solitario), obra de 1938 de Al Hansen. En la exposición del Museo Reina Sofía 'Llámalo de otra manera. Something Else Press, Inc. (1963-1974)'.
'Hi-Yo, Silver, The Lone Ranger' (Hi-Yo, Silver, el Llanero Solitario), obra de 1938 de Al Hansen. En la exposición del Museo Reina Sofía 'Llámalo de otra manera. Something Else Press, Inc. (1963-1974)'.The Emily Harvey Foundation

En sus 11 años de inestable vida, la editorial mantuvo la premisa de ser otra cosa y por ello imprimió medio centenar de obras que aún hoy siguen sin caber en los parámetros de un catálogo editorial. Debido al precio relativamente elevado de los libros, Higgins creó la colección Cuadernos de la Osa Mayor, compuesta de panfletos fotocopiables que podrían encontrarse, según él mismo anunciaba con orgullo, “junto al cajón de las verduras en el supermercado”. En uno de estos panfletos, Higgins desarrolló un término, intermedialidad, que es crucial para entender la propuesta de Something Else Press de forma conjunta. La palabra ya la había utilizado Coleridge, y el editor-artista la rescató para situar aquellas prácticas que estaban entre diferentes formas y áreas. Lo intermedia sería aquello que está al borde de las cosas, que no solo combina modos de producción o formas de aparecer (no es solo arte, no es solo edición, ni son partituras, ni solo happening…), sino que quiere ocupar el espacio de sus límites y trabajar con ellos.

Higgins entendió que como mejor podía hacer su arte era en esa grieta que queda entre la vanguardia artística y el sistema capitalista

Los comisarios de la muestra, Alice Centamore y Christian Xatrec, han resuelto con brillantez esta cuestión de querer ser siempre otra cosa, complicada como pocas ¡y dificilísima de exponer! A través de cartelas bien medidas, con aclaraciones sucintas y claras, hablan de la editorial como obra total de Higgins y la relacionan con el giro lingüístico de las artes en los sesenta que propone Liz Kotz en Palabras para ser miradas. En el catálogo se hacen la pregunta clave: “Cuando se concibe una exposición sobre una casa editorial que es la obra de un artista, pero que no es, stricto sensu, una obra de arte, cabría preguntarse: ¿cuál es el objeto?”. Y encuentran el objeto, o el no-objeto, o esa otra cosa, o como Higgins prefiriera llamarlo, en la propia forma de producción editorial. El artista fue descubriendo esto mismo durante los procesos de edición, en los que entendió que era precisamente a través de ocupar esa grieta minúscula que queda entre la vanguardia artística y el sistema de producción capitalista como mejor podía llevar a cabo su arte. En ocasiones, cuando esa grieta se hacía demasiado estrecha, Higgins recurría a un seudónimo, Camille Gordon, para firmar sus textos en los boletines de la editorial. En ellos exponía teorías, experimentaciones y crónicas de la actividad artística del momento, y jugaba con las expectativas de un formato que parecía tradicional, pero que se revolvía contra sí mismo.

Alison Knowles fotografiada por Peter Moore en 1966, junto a su 'Big Book' (Gran libro), de dos metros y medio de altura, que expuso en la Something Else Gallery, espacio de exposiciones de la editorial de Dick Higgins.
Alison Knowles fotografiada por Peter Moore en 1966, junto a su 'Big Book' (Gran libro), de dos metros y medio de altura, que expuso en la Something Else Gallery, espacio de exposiciones de la editorial de Dick Higgins.McCormick Library of Special Collections & University Archives, Northwestern University Libraries

La vida de Higgins, sus amistades, sus necesidades artísticas y las de la editorial se fusionaron de tal forma que cuando quiso dejar el proyecto y nombrar a un nuevo editor jefe, la empresa se vio acosada por las deudas. Higgins era muy consciente de que no iba a poder inscribirse de forma díscola en el establishment durante mucho tiempo: o se dejaba comer por la industria editorial y gestionaba la suya como una empresa o llevaba su experimento hasta el final y se hundía con él. Optó, por supuesto, por lo segundo y Something Else Press cerró definitivamente en 1974. En esos últimos años habían cambiado las oficinas de la Quinta Avenida —toda una emulación irónica de los grandes grupos editoriales— por la granja familiar de Vermont y habían abierto y cerrado la Something Else Gallery, donde Alison Knowles expuso su Gran libro, de dos metros y medio de altura.

Esta muestra del Reina Sofía, que es de esas que marcan nuestras formas de entender el arte a pesar de su aparente discreción, enseña también que es posible exponer asuntos complejos o poco llamativos de forma seductora y accesible. Las actividades paralelas a la exposición, que suelen ser cruciales en este museo, como la Oficina inestable de traducción libre o la visita performativa que organizaron María Salgado y Tatiana Arias en septiembre, complementan de forma llamativa el propósito de la editorial y ahondan en su experimentación lejos del academicismo, sin rebajar por ello el espíritu con que Higgins formuló su arte. Parece que sí había otra manera de hacerlo.

‘Llámalo de otra manera. Something Else Press, Inc (1963-1974)’. Museo Reina Sofía. Madrid. Hasta el 22 de enero.

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