Los 10 mejores videojuegos de 2023
Estos 12 meses han sido unos de los más extraordinarios e influyentes para el sector. Tanto, que es posible que no se repita una cosecha así
Empecemos fuerte: si el ritmo del mundo de los videojuegos fuera en el futuro el de este 2023, cualquier otra categoría de ocio cultural sería aniquilada. A buen seguro los jugadores han leído menos este año, han visto menos películas y han escuchado menos música. Así de bueno ha sido, aunque tampoco hay que tener miedo: es casi imposible que un año como este se vuelva a repetir.
Que a causa de la pandemia algunos de los grandes juegos de 2021 o 2022 los disfrutáramos en diferido este 2023 entraba dentro de la lógica, pero la cosecha de este año supera todas las previsiones imaginables en cuanto a calidad y producción. Ha sido un año tan bueno que ha resultado casi agotador: cada 15 días teníamos un gran juego; cada mes, una obra maestra. Llegó Diablo 4. Llegó Starfield. Llegó el extraordinario Hogwarts Legacy. Llegaron Spider-Man 2 y Alan Wake 2, llegó el mejor juego de Mario Bros en muchos años: Wonder. Llegó el remake de Resident Evil IV. Llegó Final Fantasy XVI, quizá la única decepción.
La lista de juegos sencillamente muy buenos es inmensa, pero no hay que engañarse, todos esos juegos son extraordinarios pero los jugadores hemos asistido este 2023 al alumbramiento de dos juegos mayores. Dos juegos no contingentes sino necesarios, que diría aquél: Baldur’s Gate III y The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Ambos son los pináculos, complementarios, de todo lo que este negociado puede ofrecer en cuanto a fondo y forma y son, por derecho propio, dos de los juegos (vamos a ser justos: de las obras creativas) más importantes del siglo. El Zelda revoluciona la forma del videojuego a través de su jugabilidad revolucionaria, de la plena libertad con la que encara la exploración de su mundo; y el Baldur’s Gate hace lo propio con el fondo a través de su narrativa ramificada y mimada hasta extremos enfermizos. No es exagerado decir que estos dos juegos serán, en el futuro, dos de los ingredientes de la felicidad cultural.
En resumen, ha sido un año extraordinario al que solo se le pueden poner dos pegas: que el mejor juego que existe en realidad virtual, Half Life: Alyx, no haya entrado en el catálogo de las nuevas gafas virtuales que PlayStation sacó este año; y que no haya habido un juego indie tan soberbio y rompedor como nos habían acostumbrado los últimos años (Inscryption, Immortality, Disco Elysium). Con todo, en el apartado independiente destacan las mecánicas experimentales de Cocoon.
1998 fue un parteaguas en el sector, con obras maestras como Zelda: Ocarina of Time, Metal Gear Solid o Half Life. Es posible que fuera el año más extraordinario e influente de la industria. Pues no es descabellado decir que este 2023 no le ha ido a la zaga. Con eso queda dicho todo.
Baldur's Gate III
El mejor juego de los últimos años (con permiso de Tears of the Kingdom) sublima la primera partícula del nombre del medio, “video-”, es decir, lleva a su máxima expresión la parte narrativa del videojuego con una historia ramificada y cuidadísima, unos personajes excepcionalmente bien construidos y un mundo tan ecléctico como apasionante.
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom
El mejor juego de los últimos años (con permiso de Baldur’s Gate) sublima la segunda partícula del nombre del medio, “-juego”, es decir, lleva a su máxima expresión la parte mecánica del videojuego con una jugabilidad perfecta, una exploración excepcionalmente profunda y un mundo tan libérrimo como perfectamente diseñado.
Hogwarts Legacy
El fenómeno mágico del año. No solo ha sido un éxito sino que también ha revitalizado la propia saga. Con todo, el juego ha sido un poco infravalorado, cuando en realidad es una maravilla que recrea a la perfección el mundo de Harry Potter. Combates, exploración, clases y una historia digna de los libros redondean un producto del que seguro que vemos secuelas.
Super Mario Bros. Wonder
El otro juego que Nintendo ha conseguido colocar en la terna es maravilloso. La construcción de niveles, el ritmo, la experiencia cooperativa, el sentido visual y del humor, todo encaja en este juego, cuyas ventas seguro se disparan por Navidad. Es, sin duda, la mejor aventura del fontanero en años, que ya es decir.
Alan Wake II
El primer juego de la saga de Remedy fue muy bueno. Este es otra cosa. La vocación narrativa de la casa se sublima en una historia que se desdobla entre su protagonista y una agente que investiga un crimen en un pueblo americano (el juego deja un sabor a Twin Peaks, pero más terrorífico). El combate no es lo mejor del mundo, pero su apartado gráfico sí, así que queda compensado.
Resident Evil 4
Remake del juego de 2004, este juego es una brutalidad. Quizá sea la mejor receta que se puede cocinar con los ingredientes de la saga de zombis: acción, adrenalina, terror, supervivencia y exploración. Solo le pesa una cosa: este remake es vistoso, disfrutable, pulidísimo y brutal, pero no revolucionario. Revolucionario fue el port que el juego de 2004 ya tuvo en realidad virtual el año pasado; eso sí que fue un salto para el medio.
Diablo IV
Un juego con sabor añejo que quizá no inventa la rueda, pero refina la forma RPG de la saga hasta límites insospechados. Tremendamente adictivo, la esperada cuarta entrega de Diablo tiene una historia profunda y adictiva, una ambientación sublime y lo más importante, se juega de cine. Que vengan más hordas de monstruos, por favor.
Spider-Man 2
El primer juego del trepamuros fue una sorpresa bienvenidísima. Y este es mejor en todos los sentidos: escala, jugabilidad, combate, disfrutabilidad. En cuanto a la historia, la parte de Kraven es más sosa, pero el giro hacia el terror que propicia la irrupción de Venom eleva mucho el conjunto. Le pesa, eso sí, lo mismo que al Zelda: estar, de forma muy evidente, construido sobre los cimientos que ya edificó su predecesor.
Cocoon
Haber diseñado Limbo e Inside, dos obras maestras del medio, deja el listón muy alto, y eso es lo que le ha pasado a Jeppe Carlsen con su nueva criatura. El juego de puzles Cocoon, el más modesto de esta lista, no llega al nivel de los dos juegos anteriores de Carlsen, pero su mecánica de salto entre mundos y cómo usamos esos mismos mundos con forma de pequeña esfera para solucionar los retos del juego es un hallazgo mecánico de primer nivel.
Starfield
El juego espacial de Bethesda tiene dos problemas. Uno es el año en el que ha salido; uno capaz de eclipsarlo todo. El otro, las enormes expectativas que el juego había generado. Al final, la exploración prometida no era tan profunda, ni los escenarios nos daban la libertad que queríamos. Con todo, es un gran juego, con una historia muy sólida y excepcionalmente disfrutable.
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