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CRÍTICA TEATRAL | ALADDÍN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Aladdín’: borrachera de color, ‘brilli-brilli’ y alfombras voladoras

El musical de Disney ha desembarcado en la Gran Vía madrileña con el mismo espíritu derrochón que ‘La bella y la bestia’ y ‘El rey león’

David Comrie, en una escena del musical 'Aladdín'.Foto: JACOBO MEDRANO (STAGE ENTERTAINMENT SPAIN)
Raquel Vidales

La bella y la bestia, El rey león y Aladdín. Es la santísima trinidad de Disney en Broadway. Desde que se zambulló en el mundo de los musicales, la corporación ha adaptado a los escenarios otras películas propias como Mary Poppins, Tarzán, La sirenita o Frozen, pero no con tanto éxito como las tres citadas. Y las tres han tenido su calco exacto en España. La bella y la bestia desembarcó en 1999 y fue una de las producciones que impulsaron los musicales en la Gran Vía de Madrid. De El rey león queda poco que decir: lleva 12 temporadas y es la gran referencia del género en el país. Ahora llega Aladdín con vocación de permanecer también mucho tiempo en la cartelera y el mismo espíritu derrochón que las otras dos: se trata de epatar al público con espectáculos ostentosos, más que emocionarlo con sutilezas. Si La bella y la bestia hipnotizó por sus ilusionismos escénicos y El rey león deslumbra por su opulenta puesta en escena, Aladdín es una borrachera de color y brilli-brilli. Así se promociona: “Una fastuosa escenografía que convive con 84 increíbles efectos especiales, un vestuario confeccionado con más de dos millones de cristales de Swarovski y exóticos tejidos provenientes de hasta nueve países, una banda sonora mítica y un equipo integrado por más de 140 profesionales que hacen posible cada representación”.

Todo eso está en la producción recién estrenada en la Gran Vía madrileña. Tal cual la diseñaron el director y coreógrafo Casey Nicholaw, el escenógrafo Bob Crowley, el vestuarista Gregg Barnes y la iluminadora Natasha Katz. Con el libreto original de Chad Beguelin y la música de Alan Menken, compositor de cabecera de Disney. Lo único que cambia son los intérpretes y, lógicamente, el idioma. Tanto los diálogos como las letras de las canciones han sido traducidas al español por Alejandro de los Santos, director residente de la producción. Todo suena y se ve perfecto. La industria de los musicales en España está madura para replicar cualquier producción de Broadway con artistas de altura. No es cartón piedra lo que vemos en el escenario, sino una producción de lujo. Voces estupendas, bailarines y bailarinas eficaces, ejecución técnica impecable. En ese sentido, el espectáculo no defrauda en absoluto.

Jana Gómez y Roc Bernadí, en una escena de 'Aladdín'.Foto: JACOBO MEDRANO (STAGE ENTERTAINMENT SPAIN)

Pero quien busque algo más que espectáculo puro y duro no lo encontrará en Aladdín. El montaje lo apuesta todo a la escenografía, la iluminación, el exotismo oriental, los trajes, los efectos especiales, las pegadizas canciones y algunos números musicales que son realmente magníficos, pero los diálogos y los personajes son tan esquemáticos que no se desprende de ellos ninguna emoción real. Vale que la trama del cuento original de Las mil y una noches a estas alturas resulta simple: un ladronzuelo enamorado de una princesa encuentra una lámpara mágica de la que sale un genio que le concede tres deseos y al final consigue a la chica. Por eso la producción se inclina acertadamente hacia la parodia, pero de manera irregular. Por ejemplo, mientras que el genio de la lámpara tiene un carisma tremendo por la guasa que se gasta (al estilo de Will Smith en la versión cinematográfica de 2019), Aladdín y la princesa Jasmine tienen cero personalidad porque se presentan en clave romántica bobalicona, pero no se les da tiempo para desarrollar sus historias ni para que su amor resulte mínimamente creíble, pese a estar interpretados correctamente por Roc Bernadí y Jana Gómez. Su escena cumbre es uno de los reclamos del espectáculo, pues se desarrolla sobre una alfombra voladora, igual que en las dos películas de Disney, la animada en 1992 y la de 2019, mientras cantan la célebre canción Un mundo ideal (A Whole New World en la versión original, ganadora del Oscar en 1992). El público alucina con el efecto especial y le dedica una ovación cuando termina el número.

El resto de los personajes tiran hacia la caricatura como el genio y cumplen su función sin meterse en profundidades, aunque destaca la composición del malo malísimo visir Jafar, interpretado por Álvaro Puertas, que forma un estupendo tándem con su criado Iago, encarnado por Ian Paris, casi en clave de comedia del arte: Pantaleón y su bufón Arlequín.

Álvaro Puertas y Ian Paris, en 'Aladdín'.
Álvaro Puertas y Ian Paris, en 'Aladdín'.Jacobo Medrano (Stage Entertainment Spain)

Se echa en falta animación de verdad, acrobacias y velocidad. Por ejemplo, en las escenas del ladronzuelo en el mercado: no bastan buenas coreografías y canciones, se necesita también acción. Precisamente por eso y porque el genio de la lámpara es el personaje más logrado, el montaje resulta algo aburrido cuando no está. Suyo es el momento que vale por todo el montaje, un número de casi diez minutos a ritmo de la canción Un amigo tan genial (Friend Like Me en la versión original) y en el que se suceden decenas de estilos y referencias culturales, con ecos de las comedias del Hollywood dorado, claqué, jazz, salsa, chachachá y hasta un popurrí de otros musicales. Espectacular de verdad. Muy bien interpretado en la producción española por David Comrie. Otros numerazos en los que interviene son Príncipe Alí y Noches de Arabia, con divertidos ramalazos bollywoodienses. El teatro vibra cada vez que este hombre sale al escenario.

Aladdín

Música: Alan Menken. Letras: Howard Ashman, Tim Rice y Chad Beguelin. Libreto: Chad Beguelin. Dirección de escena y coreografía: Casey Nicholaw. Traducción y adaptación del libreto y letras: Alejandro de los Santos. Teatro Coliseum. Madrid. Sin fecha de salida. Reparto principal: Roc Bernadí, David Comrie, Jana Gómez, Álvaro Puertas, Josep Gámez, Robert Matchez, Alex Parra, Albert Muntanyola, Ian Paris.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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