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¿Quién dice cómo hay que hacer una tragedia griega?

Fernanda Orazi dirige una versión de la ‘Electra’ de Sófocles con grandes dosis de comedia e irreverencia

Carmen Angulo, Juan Paños y Leticia Etala, en 'Electra', dirigida por Fernanda Orazi.
Carmen Angulo, Juan Paños y Leticia Etala, en 'Electra', dirigida por Fernanda Orazi.LUZ SORIA
Raquel Vidales

Dos mil años de tragedia griega dan para mucho. Se han hecho aproximaciones de todo tipo: más o menos intensas, ceremoniales, descreídas, reivindicativas o salvajes como aquel Monte Olimpo de Jan Fabre que duraba 24 horas. La actriz y directora Fernanda Orazi se ha lanzado a hacer la suya a partir de la Electra de Sófocles y lo ha hecho de una manera tan libre que no se parece a ninguna otra, lo cual se agradece y es uno de los grandes méritos de su espectáculo. Hasta el punto de que no encaja en ninguno de los géneros teatrales canónicos. Por su distanciamiento del texto podría definirse como “postragedia”, en la línea del teatro posdramático. O tal vez como “tragedia cómica”, pues el público carcajea y disfruta bastante durante la función. Que no es lo mismo, ojo, que “tragicomedia”, porque la comicidad en este caso no está en el argumento, sino que emana de la actuación. ¿Y por qué no? ¿Están prohibidas las risas en el Olimpo? ¿Quién dice cómo hay que hacer una tragedia griega?

Para empezar, la historia aquí es lo de menos. Orazi eligió Electra, pero podría haber cogido otra obra cualquiera y posiblemente le habría salido algo parecido. Porque lo que pone en juego en escena no es la historia de Electra ni su dolor por el asesinato de su padre (Agamenón) a manos de su madre (Clitemnestra) ni su deseo de venganza a través de su hermano Orestes. Tampoco la escogió para reivindicarla como mito feminista o para hablar del presente a través del pasado. Nada de eso. Lo que pone en juego es el propio género de la tragedia. ¿Cómo representar algo tan lejano que se desarrolla en un espacio mítico donde viven dioses y héroes?

De esa pregunta nace esta Electra. Y Orazi la responde como mejor sabe: apostándolo todo a la actuación. El aquí y ahora del teatro. En esta ocasión ella no sale a escena, sino cuatro magníficos actores que bajan a tierra la tragedia y a sus personajes, dialogan con ellos, los piensan a la vez que los interpretan, están dentro y fuera, antes y ahora: Carmen Angulo, Javier Ballesteros, Leticia Etala y Juan Paños.

Hay una alegre irreverencia que a veces roza la parodia, pero no se precipita. Porque a pesar del distanciamiento y de la ironía, la tragedia sucede. No como experiencia emocional, sino como vivencia estética. Con gestos y lamentos cantados que subrayan la cólera de Electra. Con un coro que solapa armónicamente sus frases. O esa mano de Orestes que se mueve sola cuando llega el momento de asesinar a la madre porque es lo que está escrito. Y finalmente, la escena cumbre: la resistencia de Clitemnestra a su destino. “Venga, mamá, que tienes que morir en esta escena”, le dicen Orestes y Electra, pero ella lo impugna. Se arrastra por el suelo y hay un momento incluso en que podemos pensar: ¿y si finalmente estos se atreven a plantarle cara al destino? Pero no, al final la matan. Eso es la tragedia.

Electra

Texto: Sófocles. Versión y dirección: Fernanda Orazi. Reparto: Carmen Angulo, Javier Ballesteros, Leticia Etala y Juan Paños. Teatro de la Abadía. Madrid. Hasta el 22 de enero. 

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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