‘Tercer cuerpo’ es genuino ‘estilo Tolcachir’
El dramaturgo y director argentino revisita su propia obra en un montaje con actores españoles que desata carcajadas y amor por sus personajes
El argentino Claudio Tolcachir irrumpió en 2005 como dramaturgo y director con el estreno de La omisión de la familia Coleman en su pequeña sala porteña Timbre 4. En 2002 ya había firmado otra pieza, Jamón del diablo, pero era una versión libre de una obra de Roberto Arlt, por lo que realmente su estilo genuino no se reveló del todo hasta aquella segunda creación. Un humor negro, absurdo, desinhibido, basado no tanto en situaciones cómicas sino en conversaciones delirantes entre personajes que dejan siempre entrever precipicios mentales, sociales o materiales. Una espontaneidad vertiginosa que solo pudo haber nacido a pie de escenario en improvisaciones con actores. Así se gestó La omisión de la familia Coleman y eso fue lo que la convirtió en un blockbuster internacional con una gira que se prolongó cerca de 15 años por 22 países, entre ellos España. Y aunque sus textos posteriores ya no fueron engendrados directamente en ensayos, lo parece: aquella frescura inicial quedó incrustada para siempre en su escritura. Ese es el genuino estilo Tolcachir.
Quien aún no lo conozca, tiene una buena oportunidad con su nueva puesta en escena de Tercer cuerpo, la obra que escribió después del éxito de los Coleman, presentada en 2008 bajo su dirección también con sus actores de Timbre 4. La producción tuvo casi el mismo éxito internacional que la anterior, pero ahora acaba de estrenar en Madrid un montaje con un elenco español. Siempre da cierto vértigo acercarse a segundas versiones y más todavía en casos como este tan marcados por el reparto originario, pero la escritura de Tolcachir ya ha superado otras veces la prueba del nueve y ha demostrado que aguanta bien las reinterpretaciones. Sobre todo cuando es él quien las dirige. No solo puede decirse que la vuelve a pasar con éxito, sino que consigue sacar lo mejor del nuevo elenco: Natalia Verbeke, Carmen Ruiz, Carlos Blanco, Nuria Herrero y Gerardo Otero.
La obra es una virguería en forma y fondo. Se desarrolla en una oficina de muebles antediluvianos y sin ordenadores que remite a una época anterior, sin especificar cuál. Pero eso parece deliberado porque donde se intuye que Tolcachir quiere situar la acción es en un territorio suspendido en el espacio y el tiempo, una especie de no lugar sin pasado ni futuro al que arroja sin red a sus personajes. De hecho, entre las escenas que transcurren de manera literal en la oficina se intercalan otras que desarrollan la tormentosa vida de una pareja sin necesidad de cambiar de escenario. Están ahí todos mezclados, lo que al principio de la función choca un poco pero que se acaba asimilando y admirando por cómo ambos planos confluyen al final.
¿Y qué les ocurre exactamente a los personajes? En realidad, nada que se salga de lo cotidiano. Broncas de pareja, frustraciones, traumas, preocupaciones amorosas, sexuales o económicas. Lo que pasa es que Tolcachir retuerce esa cotidianidad hasta la extravagancia exprimiendo los diálogos hasta el punto absurdo en que estalla la comicidad. Hay escenas que desatan verdaderas carcajadas entre el público, especialmente las que ponen en relación a las compañeras de oficina interpretadas por Carmen Ruiz y Natalia Verbeke. Hay momentos desconcertantes que dejan inquietud en el estómago. Hay también instantes grotescos que hacen aflorar sentimientos en bruto. Y sobre todo, hay mucho amor y compasión por esas criaturas que nos reflejan.
Tercer cuerpo
Texto y dirección: Claudio Tolcachir. Reparto: Natalia Verbeke, Carmen Ruiz, Carlos Blanco, Nuria Herrero, Gerardo Otero. Teatro Infanta Isabel. Madrid. Hasta el 1 de mayo.
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