Petro defiende los logros de su Gobierno con datos macroeconómicos
El presidente de Colombia, en una alocución de Año Nuevo, aparta los temas políticos y se centra en la reducción de la inflación, el aumento del salario mínimo, el crecimiento del PIB y el turismo al alza
Gustavo Petro ha despedido 2024 defendiendo los logros de su Gobierno con datos macroeconómicos. En una alocución presidencial emitida este último día del año, el presidente de Colombia ha dejado de lado las discusiones políticas y se ha centrado en reivindicar el aumento del salario mínimo, el crecimiento del PIB y el turismo al alza, entre otros indicadores. En esta ocasión no ha habido mención alguna a la paz total o al acuerdo nacional, sino una cascada de datos positivos con los que ha pretendido demostrar que su mandato ha supuesto un impulso para el país.
Petro no se dirigió a los colombianos desde la Casa de Nariño, la residencia presidencial. Eligió una tienda del barrio de Pescaíto, en Santa Marta. Rodeado de paquetes de harina, latas de atún y cuchillas de afeitar, el presidente recalcó que, durante su primer año de mandato, 1,6 millones de personas salieron de la pobreza, un dato que espera mejorar ahora. Añadió que la economía ha crecido un 2,3% y que la inflación se ha reducido hasta casi el 5%, cuando hace un año era del 10. El presidente, además, reivindicó el aumento del salario mínimo en un 11%.
Con los datos en la mano, el Gobierno de Petro no ha supuesto la catástrofe que muchos economistas y analistas reputados pronosticaban hace dos años. Y precisamente eso ha sido lo que ha querido reivindicar el presidente este 31 de diciembre, en el que ha presumido de la reforma rural, con la que se ha logrado redistribuir 400.000 hectáreas a campesinos -lejos, en cualquier caso, de los 3 millones que prometió en campaña-. También ha querido destacar la reforma pensional, que significará un aumento de pensión para 3 millones de personas. Eso siempre y cuando no la tumbe la Corte Constitucional, donde ha sido demandado el proyecto.
El mensaje navideño ha obviado asuntos que estaban marcados en rojo en la agenda del presidente, como la paz total, una intentona de negociar con todos los actores armados del país a la vez. Petro llegó al poder enarbolando la bandera de la paz, pero se ha encontrado con una verdadera resistencia de las guerrillas y los grupos paramilitares, que tienen pocos incentivos para abandonar una actividad que les reporta ingresos millonarios con la extorsión a los inmigrantes, el tráfico de drogas y la minería. Dijo que lograría un acuerdo con el ELN en cuestión de meses, pero la realidad es que apenas se ha avanzado después de dos años de conversaciones, y nada apunta a que eso vaya a mejorar.
Al final de su discurso dijo que estos “buenos datos y este buen caminar” deben servir para “llegar a consensos” con el resto del arco político. Fue una forma de ofrecer una mano a la oposición, pero poco enérgica. No queda casi nada del acuerdo nacional, un pacto a izquierda y derecha con el que Petro quería unir al país, una misión casi imposible en un contexto de polarización como este. En el plano internacional, en 2024 también se propuso conseguir una transición democrática en Venezuela, pero la postura del chavismo en no reconocer el resultado de las elecciones le ha colocado en una posición muy compleja.
Petro, sin mencionarlo de manera directa, ha criticado el ecosistema mediático, muy severo y agresivo con su figura. El presidente responde de la misma manera en Twitter, donde carga contra empresarios, congresistas, banqueros y, en ocasiones, usuarios anónimos o cuentas falsas. Ese ruido diario no permite en muchas ocasiones un momento de sosiego para valorar las políticas del Gobierno en perspectiva. Al menos, Petro ha intentado acabar así el año, con un PowerPoint donde se resumen las grandes cifras políticas y económicas bajo su mandato. El economista ha dejado paso al agitador.
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