El sector privado tiene la culpa
Para el petrismo, la empresa privada es un monstruo neoliberal; para el antipetrismo cualquier estatización es una amenaza comunista. El debate parece irreconciliable

Para Petro y sus amigos, el sector privado es el responsable de la crisis que afecta a la nación. Todo lo que tenga recursos y utilidades del sector privado es pecaminoso, es corrupción. Dejémonos de vainas, la diferencia, la gran diferencia entre petrismo y antipetrismo es la defensa del sector privado. Sin sector privado no hay desarrollo y el petrismo quiere estatizar todo. El petrismo habla de corrupción con la boca llena. La corrupción no es antipretista ni petrista. La corrupción es corrupción, y hay que combatirla a cualquier precio, y es más grave cuando se produce desde el Gobierno.
Todo el mundo quiere lo mejor para su pueblo. El conflicto entre unos y otros está en el modo de buscar el desarrollo. Que camino es más rápido: el que tiene como objetivo el tamaño del Estado. El petrismo considera que, entre más Estado, más bienestar para las personas de menor ingreso; el antipetrismo que, entre más sector privado, más capacidad de empleo formal y mayor capacidad de acción social a través del crédito barato y vivienda de interés a personas que necesitan apoyo del Estado.
Todo este panorama, en medio de una economía devorada por el narcotráfico. El flujo del gasto se explica por la inmensa cantidad de dólares que provienen de la coca y de las remesas. El estudio del experto Daniel Mejía calcula que el ingreso del narcotráfico ascendió a 15.300 millones de dólares, superando los 11.400 millones de las remesas. Esa es la radiografía del país. La revaluación del peso debilita las exportaciones.
Las remesas son producto del esfuerzo y del sacrificio, mientras el narcotráfico mata y destruye familias. Esa es la pequeña diferencia entre los dos géneros de ingresos del exterior.
Ahora entramos a la última fase, consistente en fortalecer la lucha de clases. El propio presidente ha aceptado que él está en ello, lo cual nos conduce a poner en riesgo la propiedad privada y el ataque de encapuchados como ya sucedió en Bogotá cerca a la Universidad Pedagógica, en un ejercicio típicamente marxista.
Cada vez más lejos de los Estados Unidos y más cerca de Venezuela. Ahora vamos a compartir información confidencial con nuestro vecino, para que las fuerzas armadas articulen acciones e inteligencia y combatan a los ilegales en la frontera. Según El Tiempo, nada garantiza que esa información en extremo sensible no termine en manos de los grupos armados, y otros lo ven como una clara provocación a las políticas de los Estados Unidos.
Petro se pasa por la faja el andamiaje judicial que ordenan los jueces. El Espectador nos contó que en la más reciente sesión del Consejo de Ministros, el mandatario se fue en contra de los diplomáticos de carrera. También dijo: “Tumben los que nos tumben en las cortes, se reemplazan por las personas que sigue la línea del presidente”, refiriéndose a los nombres caídos por falta de requisitos legales. “Todos los embajadores, a los que yo llamo blancos, se van”.
El debate parece irreconciliable. El Estado necesita garantizar derechos y los particulares producir riqueza. Para el petrismo, la empresa privada es un monstruo neoliberal. Para el antipetrismo, cualquier estatización es como una amenaza comunista al estilo soviético. A prepararnos.
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